Margensur (28-Junio-2015)

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Domar la condición humana

Alejandro Saldaña

Sociólogo. Investigador, profesor Universidad Veracruzana

E-mail: [email protected]

Twitter: @alesal3

 

Hace unos días, el 23 de junio, Peña Nieto pronunció una frase hilarante: “…lo que estamos haciendo es domar, auténticamente, la condición humana”, en alusión a la corrupción, en el marco de la instalación del Consejo del Sistema Nacional de Transparencia (http://aristeguinoticias.com/2306/mexico/la-corrupcion-parte-de-la-condicion-humana-la-estamos-domando-epn/). Su señalamiento de que la corrupción es de orden mundial sin duda es correcto, pero excusar a su gobierno a través de este argumento resulta ridículo y mentiroso, una mentira del tamaño de una casa blanca. O en Malinalco, para el caso, la casa es lo mismo.

            México ocupa el lugar 103 de 175 del ranking de corrupción gubernamental, de acuerdo a cifras de Transparency International (http://www.transparency.org/country/#MEX) y último lugar entre los 34 países de la OCDE. Ahora que las evaluaciones están a la orden del día, usemos este dato para evaluar a la administración del Primer Amaestrador de la Nación: reprobado. Por si fuera poco, el costo económico de esta “condición humana” (estrictamente mexicana) es enorme: aproximadamente 100 mil millones de dólares al año (http://www.forbes.com.mx/el-pais-mas-corrupto-del-mundo/). Ninguna economía moderna puede ser competitiva si el costo de la maquinaria se “aceita” con 100 mil millones de dólares anuales.

            Es la corrupción la que favorece la impunidad, la ineficiencia, la falta de competitividad, la violencia sistemática, los feminicidios, las guarderías ABC, los incendios en los asilos de ancianos. Es la corrupción la que promueve la tala de bosques y selvas, la privatización de playas, la contaminación de ríos, el fracking y el maíz transgénico.

            Afirmar que la corrupción es parte de la “condición humana” conduce a que muchos, me incluyo desde luego, neguemos esa humanidad a la que EPN se refiere y, desde luego, a la que pertenece. La condición humana que pretende domar el Primer Charro de la Nación no es mía, no es tuya, no es nuestra. Ni tú ni yo tenemos casitas blancas, no “ganamos” elecciones con tarjetas Monex, tampoco damos contratos a los cuates ni nos escondemos en los baños. Esa “condición humana” que EPN dice va a jaripear tiene raíces profundas: en el asesinato de Zapata y de Villa, en la traición a Jaramillo, en la represión a los ferrocarrileros, los médicos, los maestros. Es la misma que ordenó –y ejecutó- la masacre del 2 del octubre, la del 10 de junio, la que asesinó a Genaro y a Lucio. Esa “condición humana” es la que ha permitido que Romero Deschamps, Elba Esther, Moreira, Fidel Herrera, Yarrington, Roberto Borge, Granier, García Luna, Arturo Montiel, Roberto Madrazo o Raúl Salinas (por citar algunos) hayan acumulado fortunas inconmensurables en un país con enormes carencias, instituciones corroídas, pobreza centenaria.

            Esa “condición humana” ni es tuya ni es mía. Nosotros no somos responsables de los crímenes de Acteal, de El Charco, Aguas Blancas, San Fernando, Atenco, Ayotzinapa, Tlatlaya o Tanhuato. Estos crímenes de lesa humanidad no han ocurrido en Dinamarca, Uruguay, Singapur o Argelia, sino en el mexicano domicilio que EPN dice gobernar; en otro país, en otro contexto, por cualquiera de estos crímenes un gobernante habría sido procesado judicialmente. En cualquier otro país pongamos por caso, de la OCDE, la enorme corrupción que expele la casa blanca “de la esposa del señor presidente” habría sido suficiente para obligarlo a dimitir. Y para llevarlo a juicio.

            La “condición humana” que Peña va a domar no es la mía, no es la nuestra. Me declaro inhumano. No pertenezco a los hombres, no pertenezco a los gobiernos, ni a las banderas, los pueblos, las naciones o los barrios. ¡Soy inhumano! Mi mundo es el de los animales, las plantas, la luz, la música y las piedras. Si algo de humano queda en mí, es la palabra, es el lenguaje. Por eso, para las intenciones del Primer Domador de la Nación, soy total y absolutamente indomable. @EPN: el buen domador por su #Casablanca empieza.

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Comentario 1
  • Maky

    Definitivamente también me considero inhumana bajo los conceptos muy bien definidos por Alejandro Saldaña. Que buen ejercicio de reflexión y esclarecimiento

    Responder
    30 junio, 2015

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