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Margensur (26 de octubre 2015)

Alejandro Saldaña Rosas

Sociólogo. Profesor Investigador de la Universidad Veracruzana

Twitter: @alesal3

¿De qué se ríe Javier Duarte?

“…una sonrisa de mofa permanente, como si la fatuidad de los seres humanos ya no lo engañase, como si tampoco le pareciera demasiado importante esa tragedia cósmica”.

(Humberto Eco, El Nombre de la Rosa)

 

Apenas en mayo de este año, Javier Duarte, quien cobra como gobernador del estado de Veracruz, asumió la responsabilidad por la inseguridad que hay en la entidad. Textualmente dijo: “entiendo y asumo la responsabilidad como autoridad para atender el reclamo de la sociedad. Casos como estos no sólo son estadística. Cuando un delito se comete no solo hay una víctima sino se lesiona a la sociedad en su conjunto, por ello es importante que no haya impunidad” (Javier Duarte de Ochoa, nota del 11 de mayo de 2015, publicada en El Financiero: http://www.elfinanciero.com.mx/nacional/javier-duarte-asume-responsabilidad-por-ola-de-violencia-en-veracruz.html). De aquella fecha al día de hoy la violencia no ha cesado: los secuestros, desapariciones, asesinatos, feminicidios, robos y extorsiones siguen asolando a quienes aquí vivimos y a quienes están en tránsito (especialmente los miles de migrantes centroamericanos).

            En la última semana me he enterado, por vías periodísticas e informales, de tres secuestros (sólo en Poza Rica), ocho asesinatos (incluidos los de Filiberto “Beto” Melgarejo Sánchez, Mister México Muscle Media, asesinado en Xalapa, y el de la empleada bancaria Disia Ileana Uscanga Yáñez, con seis meses de embarazo, asesinada en Veracruz), de al menos tres asaltos a viajantes en autobuses en el sur (Coatzacoalcos), de extorsiones en Veracruz y Xalapa. Que la inseguridad campea en la entidad es un hecho ratificado por las cifras oficiales del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, que señalan que entre enero y septiembre de 2015 en Veracruz se produjeron 778 homicidios, 87 secuestros y 107 casos de extorsión (http://secretariadoejecutivo.gob.mx/docs/pdfs/victimas/Victimas2015_092015.pdf). Datos contundentes que, sin embargo, son una pálida sombra de la situación real que se vive en la entidad, toda vez que la mayoría de los delitos no se denuncian.

            Hace unos días, el 23 de octubre, en la ciudad de Orizaba, Javier Duarte fue confrontado por la señora Araceli Salcedo, mamá de Fernanda Rubí Salcedo Jiménez, secuestrada y desaparecida desde el 7 de septiembre de 2012. La madre de Fernanda Rubí cuestionó enérgicamente a Duarte, momento que fue registrado por el diario El Mundo de Orizaba.

            A usted que gentilmente lee esta columna, le pido por favor que ponga atención al video que puede ver en la siguiente liga. Y por favor, le sugiero que también lea los comentarios al calce: https://www.facebook.com/649152811884370/videos/vb.649152811884370/716466008486383/?type=2&theater

            La indolencia de Duarte es manifiesta. No sólo no se detiene a escuchar a la señora Araceli, sino que apura el paso, huye, musita frases ininteligibles y lo peor, el cinismo más vil, la ruindad del “poderoso”: sonríe ante el dolor de una madre sin su hija. “¡Y no se burle, quite su sonrisa porque yo no vivo desde ese tiempo, señor!”, espeta la señora Salcedo, pero el que cobra como gobernador mantiene su burlona mueca. ¿De qué se ríe Javier Duarte? ¿Por qué se burla del dolor? ¿Por qué es incapaz de desdibujar de su rostro esa sonrisa socarrona? Aventuro algunas hipótesis:

            A fin de cuentas, Javier Duarte sonríe -y huye- porque no tiene palabras para encarar los justos reclamos de la señora Salcedo. Y un gobernante que no tiene palabras, que se escabulle presuroso y que ríe por miedo, incapacidad y cobardía, es un muy pobre gobernante, indigno de su cargo.

            “¡Y ríase, ríase, que no le toque a su familia!”

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