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El expresidente Luiz Inácio Lula da Silva quedó en libertad este viernes tras 580 días de prisión debido a una orden del juez Danilo Pereira tras un fallo del Supremo Tribunal Federal de Brasil.
Luego de un año y siete meses de permanecer en la cárcel, la noche del pasado 7 de noviembre se concedió la solicitud de excarcelación realizada por la defensa de Lula da Silva. De acuerdo con un documento de la corte, con seis votos a favor se resolvió que es inconstitucional mantener a una persona recluida mientras hay recursos judiciales en proceso y que no podrá ser considerada culpable hasta que se dicte una sentencia final.
"La decisión del STF le ha dado [a Lula] una luz de esperanza de que pueda haber justicia. Nuestra batalla jurídica continúa y nuestro foco es la anulación de todo el proceso que llevó a su condena", señaló el abogado del sindicalista, Cristiano Zanin.
Simpatizantes del exmandatario lo esperaron por horas hasta su salida frente a la Superintendencia de la Policía Federal de Curitiba, en Paraná al sur de Brasil, donde ofreció un breve discurso luego de haber estado encarcelado desde el 7 de abril de 2018.
“Queridos compañeros y compañeras, no tienen dimensión de lo que significa para mí estar hoy aquí con ustedes”, declaró Lula da Silva al inició su mensaje frente a quienes lo esperan con saludos y abrazos.
En este sentido, agradeció a todas las personas que mostraron su apoyo durante estos meses: “Toda mi vida conversé con el pueblo brasileño, y no me imaginé que el día de hoy iba a estar aquí conversando con los hombres y las mujeres que durante 580 días estuvieron diciéndome ‘buen día, Lula’, ‘buenas tardes, Lula’, ‘Buenas noches, Lula’. No importa si llovía, si hacían 40 grados o si hacían cero grados, todo el santo día sus voces eran el alimento de la democracia que yo necesitaba para resistir”.
Hasta la tarde del día de ayer, Luiz Inácio debía cumplir una pena de ocho años y 10 meses por corrupción, acusado de recibir como soborno un apartamento de playa de la constructora OAS a cambio de beneficios para la adjudicación de contratos con Petrobras.
A los pocos días del encarcelamiento de Lula, en abril del año pasado, numerosas organizaciones civiles y académicas enviaron mensajes de solidaridad al expresidente, así como a los militantes del Partido de los Trabajadores (PT), quienes montaron un campamento en Curitiba. Asimismo, señalaron que su encarcelamiento se debió a fines políticos al implicar un duro golpe contra los gobiernos de izquierda en la región.
En su momento, los militantes y simpatizantes del PT mostraron su preocupación por las condiciones de reclusión en las que se mantenía a Da Silva, dado que su situación de incomunicación es desproporcionada, reservada en la mayoría de los países a los criminales de alta peligrosidad. Ante esto, organizaciones civiles como IBFAN LAC solicitaron la intervención de observadores internacionales con el fin de conocer y evaluar las condiciones de su confinamiento desde una perspectiva del derecho a la salud.
