Éste es un carrusel. Piezas que abrazan a otras piezas, sobre piezas que conectan a otras más. Cables, alambres y palos forman la estructura gigantesca. Ahí, inmóviles, cientos de figuras de tamaños desiguales, talladas y pintadas a mano, han sido colocadas de forma escrupulosa. Esperan en silencio y sin prisa. Pero la magia está por ocurrir. Cada mañana, Pierre enciende el motor y comienza la danza, la perfección mecánica, la ensordecedora marcha de aviones y de vacas, de flores y carritos, de tanques y casas, de bailarines y soldados. La recreación del mundo en mil quinientos metros cuadrados de madera y latón.
Pierre es un bebé prematuro con un aspecto físico peculiar. Pierre es un niño solitario que abandona la escuela a los siete años. Pierre es un joven curioso y maravillado por el funcionamiento de las máquinas. Pierre es un pastor dedicado y amable, un observador de la historia del mundo que entonces, como ahora, transcurre entre el horror y la belleza.
El carrusel guarda silencio, está inmóvil. Pierre ha enfermado. Tiene casi ochenta años. Mientras permanece en el hospital, abandonado a su suerte, el carrusel es saqueado y vandalizado. Pero los vecinos y amigos se acercan, las piezas se juntan, deciden que la obra de este pequeño hombre debe ser resguardada. Se organizan y, entre carros, tractores y remolques, logran trasladar el carrusel al museo de La Fabuloserie, donde la magia convocada por Pierre seguirá ocurriendo hasta hoy.
Hay vidas pequeñas, silenciosas y, sin embargo, extraordinarias, marcadas por la poesía, para tocar otras vidas y otras historias, que las engarzan y las ponen en movimiento, como las piezas de un carrusel.
Gabriela Soriano Segoviano
Sociologa y diseñadora grafica
Twitter: @ga_soriano
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Petit Pierre
https://www.youtube.com/watch?v=Hf3IlwJnNGY