La desaparición del niño Braulio Bacilio: dos años y ocho meses después activan Alerta Amber

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La desaparición del niño Braulio Bacilio
Dos años y ocho meses después activan Alerta Amber

Texto: Paola Atziri Paz

Braulio Bacilio Caballero cumplió 16 años el pasado 5 de abril, pero su familia no pudo festejarlo: hace tres años, Braulio desapareció en las inmediaciones del paradero del metro Pantitlán. Desde entonces, sus padres no han tenido ni una sola señal de él y sólo han obtenido omisión, indiferencia y olvido por parte de las autoridades.

El miércoles 28 de septiembre de 2016, Braulio salió de la telesecundaria “José Antonio Arzate” y se dirigió a su casa a comer y a cambiarse el uniforme, como solía hacerlo todos los días. Alrededor de las 5:30 de la tarde pasó al trabajo de su padre, Miguel Bacilio, a dejarle comida:

“En ese momento yo lo vi bien, vi contento a mi hijo, nunca me imaginé que ya no lo vería después y todo lo que nos iba a pasar”, explica el señor Miguel en entrevista para Rompeviento TV.

Tras dejar el trabajo de su padre, Braulio se dirigió al puesto de tortas donde trabaja su mamá, en las inmediaciones del paradero del metro Pantitlán. Ahí llegó con su hermano mayor G.B., de quien se despidió con un abrazo para luego acercarse al puesto. El hermano de Braulio, G.B., tenía en ese entonces 15 años y debido a circunstancias personales se había alejado de la familia.

Cuando Braulio caminaba hacía su madre, ella le pidió que regresara y alcanzara a G.B., el niño se dio la vuelta para regresar e ir en busca de su hermano. Su madre observó cómo caminaba hacia el lugar donde se había separado de G.B.; sin embargo, en ese momento llegó gente al puesto de tortas, la mamá de Braulio tuvo que atenderlos y lo perdió de vista. Desde entonces, no volvieron a saber algo de él.

“Ahí empieza nuestro martirio, el no saber donde está, a dónde fue, no saber realmente qué pasó con él”, relata el señor Miguel Bacilio.

Pasaron las horas y su madre empezó a angustiarse porque Braulio no regresaba. Minutos más tarde, G.B. volvió al puesto, pero señaló que no había vuelto a ver a su hermano desde que se despidieron durante la tarde, así que él decidió ir a buscarlo a los alrededores del Paradero, pero regresó sin ninguna noticia. El hermano de Braulio se vuelvió a ir, pero esta vez ya no regresó.

Los padres de Braulio volvieron a su casa con la esperanza de que ambos hermanos estuvieran juntos y que llegaran a casa en el transcurso de la noche. SIn embargo, eso no sucedió. Por lo que, el 29 de septiembre de 2016 decidieron ir a levantar una denuncia al ministerio público.

“Nosotros no teníamos idea de cómo proceder, levantamos la denuncia y nos atienden. Posiblemente la atención no es mala pero sí desinteresada porque las autoridades, a pesar de que están para resolver estos casos, no nos informaron cómo proceder. Nos dieron un volante y papeles para ir Televisa o TV Azteca”, cuenta el papá de Braulio lamentando que debido a su desesperación, ignorancia y la falta de orientación dejaron de lado las cuestiones legales y comenzaron su propia búsqueda en las colonias aledañas de Nezahualcóyotl.

 

El abandono y la negligencia de las autoridades

Desde un inicio, las autoridades fueron omisas en el caso y le negaron a la familia de Braulio el acceso a la justicia. No sólo no le informaron que tenían derecho a un asesor jurídico gratuito, sino que hicieron que el señor Miguel Bacilio escribiera con su puño y letra “no es mi derecho contar con asesor jurídico para mi entrevista”.

Tras levantar una denuncia en el MP, se giró un oficio al entonces Centro de Apoyo a Personas Extraviadas y Ausentes (CAPEA) para que se realizaran las investigaciones correspondientes. El reporte del la policía de investigación que estuvo a cargo del encargado del grupo de la policía de investigación de la CDMX en CAPEA: Jorge Mejía González y del agente de la Policía de Investigación Miguel Ángel Gutiérrez Flores, tuvo resultados negativos. Sólo se limitaron a acudir al lugar de los hechos una vez, no indagaron de manera exhaustiva entre las personas o puestos que se encuentran en la terminal del metro Pantitlán, no pidieron los registros de las cámaras públicas y privadas que pudieran captar las imágenes de Braulio.

Los padres del joven desaparecido solicitaron los videos de las cámaras de Seguridad Pública y del Sistema de Transporte Metro. El día que permitieron a la familia ver las imágenes no encontraron nada. El señor Miguel señala que se encontraba muy nervioso y eso pudo haber influido. Hoy el CD con los videos que debería encontrarse en la carpeta de investigación no está.

Luego de 15 días de la desaparición de Braulio, que su papá describe “como si se lo hubiera tragado la tierra”, su hermano G.B proporcionó a CAPEA nueva información para dar con su paradero, de la cual debió surgir una nueva línea de investigación. No obstante, cuando el caso fue turnado a la Fuerza Antisecuestro (FAS), a cargo de Gabriela Araceli Jiménez Martínez, la declaración del hermano de Braulio se realizó sin la presencia de su padre ni de un psicólogo ni con un asesor jurídico. G.B. se retractó de todo lo declarado a su familia y ante CAPEA. Además, los policías de investigación de la FAS aseguraron que el hermano de Braulio estaba ahí por amenazas de su padre e incluso le dijeron: “tenga cuidado con lo que está haciendo, porque puede pagar las consecuencias, puede entrar derechos humanos”.

El informe de policía de investigación revictimizó y criminalizó al señor Miguel Bacilio al pasar de víctima indirecta a ser señalado como perpetrador de violencia familiar contra su hijo de iniciales G.B. e incluso se llegó al extremo de solicitar dar conocimiento a CAVI.

El caso regresó a CAPEA y a partir del 17 de octubre de 2016 no se volvieron a realizar investigaciones e incluso se buscó cerrar el caso. El 25 de octubre de 2017 y el 20 marzo de 2018, las autoridades obligaron de forma alevosa a la familia a declarar que no había más líneas de investigación que seguir y por lo tanto, que el siguiente paso era un carpetazo al expediente. El Agente de Ministerio Público David Basilio Caballero propuso el ejercicio de no acción penal y aseguró sin ninguna prueba que Braulio se ausentó voluntariamente.

Alerta Amber,  dos años y ocho meses tarde

El 18 de julio de 2018, los padres de Braulio regresaron a CAPEA porque notaron que había actividad reciente en su perfil de Facebook. Durante todas las investigaciones de la desaparición, las autoridades nunca solicitaron los electrónicos del menor ni el rastreo de sus redes sociales.

A dos años 8 meses de la desaparición de un niño en la CDMX, no hay ni un sólo avance en su búsqueda.

La Fiscalía especializada en la  búsqueda, localización e investigación de personas Desaparecidas (FIPEDE) entró en funciones el pasado 21 de septiembre de 2018 y hasta el momento dos fiscales han tenido a cargo la carpeta de Braulio: Roberto Carlos Garduño y el Fiscal actual, Willy Zuñiga Castillo, pero aún no hay estrategias ni líneas de investigación en el caso.

La omisión más grave en el caso de Braulio fue que a pesar de que CAPEA emitió un volante de su desaparición en 2016, no se activó la Alerta Amber hasta el pasado 16 de abril de 2018. Es decir, la herramienta que debería funcionar en las primeras horas de la desaparición de niños y adolescentes para su pronta localización se activó dos años y ocho meses después.

La Alerta Amber es un sistema de búsqueda que  funciona a través de la difusión masiva en medios de comunicación, mails y redes sociales con un formato que contiene los datos específicos de la persona desaparecida y su fotografía. Las autoridades pueden activar una alerta nacional o estatal y pese a que México fue el primer país en Latinoamérica en adoptar este programa, aún es muy deficiente.

De acuerdo con la Red por los Derechos de la Infancia en México, en nuestro país desaparecen en promedio cuatro niñas, niños y adolescentes cada día. Durante el sexenio de Enrique Peña Nieto desaparecieron 4,980 menores de edad, 1,930 son hombres y uno de ellos fue Braulio Bacilio.

El gobierno de AMLO no ha presentado una estrategia específica para la desaparición de niños y niñas que cada vez va en aumento en el país. Incluso diversas organizaciones han señalado su inconformidad frente a que las instituciones continúan con el mismo modelo y personal. Por ejemplo, el CAPEA desapareció el pasado 30 de mayo de 2018 y en su lugar se conformó la FIPEDE supuestamente con nuevo personal de estructura, ministerial, policial, profesional especializado y administrativo. Sin embargo, muchos trabajadores de lo que era CAPEA hoy continúan en la FIPADE sin estar capacitados y sensibilizados en perspectiva de género y derechos humanos.

El calvario sin fin de la familia 

El caso de Braulio continúa abierto y ha sido retomado por la actual administración no por su propia voluntad, sino por la presión ejercida por la familia y la ayuda que encontró con el Grupo Interuniversitario de Acompañamiento.

"Todo ha sido muy difícil, duele mucho porque yo como padre a veces me gana la desesperación y reniego el no haber podido ayudar a mi hijo en ese momento. Es muy triste, todo se viene abajo en cuestión de lo emocional”, explica el señor Miguel Bacilio con un nudo en la garganta, quien además expresa lo difícil que ha sido también para su esposa y su hija menor.

Braulio tiene una hermana menor que también vive su ausencia. Debido a los múltiples citatorios de sus padres ante las autoridades, la niña que ahora tiene 10 años de edad  perdió el segundo año de primaria, pues no tienen quien la cuide.

De acuerdo con el señor Miguel, su familia tiene acceso a un psicólogo pero eso les implica un gasto mayor de dinero y de tiempo en el traslado, lo que les haría perder aún más horas de trabajo.

“Lo que más nos ha pegado es la depresión porque en todos estos años no hemos conseguido nada y la tranquilidad no llega”, asegura el padre de Braulio.

Las autoridades han realizado mesas de trabajo con la familia de Braulio, que no serían necesarias si las familias de personas desaparecidas encontraran en las autoridades de procuración de justicia, la atención debida, un trato respetuoso y avances.

La familia de Braulio y las personas que acompañan el caso exigen que las autoridades busquen con vida al joven que ahora tiene 16 años. “Yo les exijo a las autoridades solamente que hagan su trabajo y a mi hijo le digo que le mando un fuerte abrazo. Aquí estamos como familia para apoyarlo, lo estamos esperando y cuenta con nosotros siempre” puntualizó el señor MIguel  Bacilio con la esperanza de volver a ver su hijo, al que le gusta el fútbol y es aficionado a las Chivas del Guadalajara.

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