J. Jesús Esquivel
Corresponsal de la revista Proceso en Washington
@JJesusEsquivel
Justicia, no venganza
Washington – ¡El rey ha muerto, viva el rey! cuenta el antiquísimo adagio imperial que, ahora con la victoria electoral de Andrés Manuel López Obrador, millones de mexicanos desean que se aplique textual para vengarse del sexenio de la corrupción de Enrique Peña Nieto.
Ya lo advirtió AMLO, no va a meter a la cárcel al todavía presidente de México ni a muchos de sus secuaces que fueron parte del gobierno de impunidad. El virtual presidente de México hace bien, por lo menos en estos cinco meses de transición. Debe haber estabilidad e institucionalidad para evitar sacudidas económicas al país.
No obstante, a partir del 1 de diciembre y en cumplimiento de su compromiso de lanzar una guerra a la corrupción, AMLO tiene que iniciar un proceso amplio y de largo plazo -el tiempo que sea necesario- para investigar los abusos cometidos al erario por parte de funcionarios de todos los niveles de gobierno.
No abogo por una cacería de brujas, no, pero considero que a los mexicanos AMLO nos debe la garantía de que aplicará la justicia sin aras de venganza política.
Ante lo que significa y significó el sexenio de abusos de poder, corrupción e impunidad de Peña Nieto, no me digan que son aislados los casos de corrupción de los ex gobernadores Duarte, por mencionar algunos de los casos más sonados de rateros priistas.
No me quiero ni imaginar la tediosa y monumental tarea que le espera a la institución y al titular de esta a la que AMLO delegue la responsabilidad que destapará la cloaca de la corrupción.
Espero que la misma ciudadanía aporte su grano de arena a la guerra contra la corrupción y tengo confianza en que lo hará.
Muchos de los mexicanos que trabajan en las estructuras gubernamentales son honestos y creen en el país. Estos mexicanos han sido testigos de sal ante los saqueos descarados de muchos de sus superiores pero impotentes por el abuso de poder e impunidad que por décadas profesó el partido de Peña Nieto.
El miedo a ser castigados y despedidos los hizo callar. Ahora tienen su oportunidad de hablar y créanme que muchos lo van a hacer.
Las investigaciones deben ser a todo nivel, pero deben tener consecuencias los casos en los que las evidencias sean irrevocables. Los corruptos tienen que pagar un precio, deben ir a prisión y no solo eso; las autoridades deben decomisarles todos sus bienes.
Nos negamos a aceptar más casos de esposas de políticos que se van a Europa a disfrutar de una vida de ensueño con nuestro dinero.
Incluso, el compromiso de AMLO lo obliga a investigar al propio Peña Nieto. El que nada debe, nada teme, propaga otro refrán.
Insisto, la ciudadanía, así como con su voto llevó a López Obrador a la presidencia, debe también respaldarlo y salir a luz si conocen casos de abuso de poder y corrupción. Neguémonos a ser parte de lo que Peña Nieto bautizó como cultura. Denuncien.
Por fortuna, existen algunos medios de comunicación en los cuales confía la sociedad, estos también son entes para difundir y denunciar actos de corrupción. La revista Proceso en la cual trabajo, es testigo fiel de esto, estén pendientes de lo que vamos a publicar.
Una cosa más e igual de valiosa para contribuir a la lucha contra la corrupción, nunca olviden que no hay corrupto pequeño, todos y al nivel que sea han aportado al hundimiento del país.
