“Hay una luz de esperanza, pero no confiamos hasta ver a nuestros 43 hijos”, Ayotzinapa a 5 años

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A 1826 días de la desaparición de los 43 normalistas, junto con 43 sueños de 43 familias, “es igual que todos los años, pero el dolor es más grande”, asegura doña Hilda Hernández, mamá de César Manuel González Hernández, al tiempo que sonríe y suspira mientras caminamos a prisa de las instalaciones del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez (Centro Prodh) rumbo al plantón por los 43 que se mantiene frente a la extinta Procuraduría General de la República. 

Son alrededor de las tres de la tarde, doña Hilda y don Mario me cuentan que la misa en el Ángel de la Independencia está por comenzar y que los autobuses con los otros padres y madres salieron antes, así que aceleran el paso. A las siete de la mañana también hubo una misa, aunque esa fue más íntima, sólo para las familias. Cuando avanzamos por Serapio Rendón, saludan a vendedores de comida, son prácticamente vecinos porque el Centro Prodh ha sido su otra casa durante estos cinco años desde que su hijo fue desaparecido; ahí han sido cobijados por los abogados, trabajadoras y trabajadores, tanto para asesorarlos en la búsqueda de los estudiantes como para procurar su ánimo y salud. 

Hilda Hernández camina por Serapio Rendón acompañada de Ulises, egresado de la Normal de Ayotzinapa. Foto: Luz María León / Rompeviento TV

Detrás de los papás de César Manuel viene Ulises Martínez, egresado de la Normal Rural de Ayotzinapa, acompañándoles este día como desde aquel viernes negro de 2014, con el mismo cuidado y respeto que han demostrado todos los normalistas de Guerrero para con las familias de sus compañeros. Finalmente llegamos al plantón, el mismo que instalaron en abril de 2017 para exigirle a la PGR que realizara investigaciones eficientes, la misma dependencia que a cargo del exprocurador Murillo Karam en 2015 intentó imponer una “verdad histórica” y que pese a las pruebas científicas del equipo forense argentino y del Grupo Interdisciplinario de Expertos y Expertas Independientes (GIEI), hasta el último día de su mandato Enrique Peña Nieto insistió en sostener. 

Entre saludos, abrazos y algunas sonrisas, doña Hilda y don Mario saludan a sus compañeros y a otros estudiantes. Ella junto con otras madres y padres entra a la carpa rodeada de mantas con los rostros de los jóvenes, donde ya algunos comen porque hay que recuperar fuerza para seguir con la jornada que para todos inició desde muy temprana hora, así que se animan a comer el arroz, frijoles y guisado con salsa verde que ya les tenían preparados. 

Han pasado aproximadamente 20 minutos, los familiares de los normalistas salen del plantón y comienzan a caminar hacia la Victoria Alada, pues ya inició la misma oficiada por diversas congregaciones religiosas que forman parte de la organización Iglesias por la Paz. Sin detenerse más que en los semáforos, avanzamos sobre Avenida Paseo de la Reforma y escucho a varias madres conversar. Se observan unas a otras para saber que ninguna se quede atrás sola, entre ellas se encuentran Brígida Olivares, abuela de Antonio Santana Maestro; Blanca Luz Nava, madre de Jorge Álvarez Nava; María Helena Guerrero Vázquez, madre de Giovanni Galindes Guerrero; María de Jesús Tlatempa Bello, madre de José Eduardo Bartolo Tlatempa, así como Estanislao Mendoza, padre de Miguel Ángel Mendoza Zacarías, Bernabé Abraján, papá de Adán Abraján de la Cruz; y Emiliano Navarrete, papá de José Ángel Navarrete. 

En el camino, la señora María Helena me dice que “ahorita cuando menos el gobierno está disponible para dialogar, no tenemos que tumbar las puertas a patadas. Ha avanzado muy poquito, pero ahí va avanzando”. Si bien el nuevo gobierno ha mostrado voluntad para resolver el caso y dar con el paradero de los normalistas, en tanto aún no han sido devueltos a sus familias, cada día representa una eternidad para ellas, sin poder abrazarlos y verlos crecer. Entonces hablamos de la reunión que sostuvieron la semana pasada con Andrés Manuel López Obrador y Alejandro Encinas, subsecretario de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación, al igual que sobre el trabajo de la Comisión para la Verdad y el Acceso a la Justicia durante estos ocho meses, por lo que la mamá de Giovanni señala:

“Al gobierno debo de reconocer que son palabras las que ha ido haciendo, que queremos hechos porque son los hechos los que hablan por sí mismos, no las palabras, pero queremos decirle que le eche ganas. Sabemos que está en disponibilidad de ayudarnos, que no desmayen, que nosotros tampoco desmayaremos, pero tiene que buscar todas las alternativas, todas las dependencias que apoyen a la Comisión de padres para saber la verdad”. 

Es así que le pregunto sobre lo que le gustaría que su hijo oyera de ella, con voz firme y alentadora responde: “Yo le digo a mi hijo y a todos sus compañeros que aguanten, que los vamos a encontrar, que los amamos, los queremos y si hemos de dar la vida buscándolos, la vamos a dar, pero estamos seguros de que llegaremos a una verdad”. 

Cruzamos la calle a la altura de La Palma, el sol pegaba en el rostro de don Bernabé Abraján y a lo lejos se escucha la voz de alguno de los religiosos que da ya la misa. Siguiendo su paso, le preguntó al papá de Adán si hay algo diferente en este aniversario, tras unos segundos de silencio me comenta que percibe un cambio porque ve que en este gobierno sí hay apoyo, ya que “el gobierno anterior pues puras mentiras, así nos llevó, queriendo entregarnos cuerpos que no eran nuestros hijos, y hoy en día vemos esa esperanza de formar una nueva Comisión; están los expertos, derechos humanos, y todas las asociaciones internacionales nos están acompañando. Vemos que hay una confianza más hacia este gobierno, ojalá que este año sepamos algo del paradero de los muchachos”.

Bernabé Abraján sostiene la manta con el rostro de su hijo durante la misa de Iglesias por la Paz. Foto: Luz María León/ Rompeviento TV

Sin embargo, aclara: “A nosotros nos hubiera gustado que no llegara esta fecha, y si lo hubiéramos llegado, pero ya con los muchachos, pero realmente fue imposible por cuestiones del gobierno anterior, cómo dejó las cosas todas enmarañadas, entonces para nosotros es un dolor no saber el paradero de los muchachos”. Así, don Bernabé también envía un mensaje a su hijo: “Donde quiera que esté, que sepa que nosotros los andamos buscando, ojalá esté bien; que pronto vamos a dar con ellos y que pronto va a regresar con su familia para que inicie una nueva vida porque realmente también para ellos es un sufrimiento no saber de sus hijos, él tiene dos hijos, su mamá y pues nosotros, toda su familia que los estamos esperando, que nos aguante”.

Misa por la paz y la verdad 

Conforme llegamos a las escalinatas de la columna de la Independencia, los padres y madres se colocan en fila frente al templete donde uno de los sacerdotes habla sobre la búsqueda de verdad y paz. La misa es encabezada por Arturo Carrasco de la Iglesia Anglicana de México; Julián Cruzalta de la Iglesia Católica; la pastora Martiza Mazín de la Ordenación Ecuménica y el pastor luterano Miguel Solórzano. 

Integrantes de la organización Iglesias por la Paz ofician misa frente a la Ángel de Independencia. Foto: Luz María León / Rompeviento TV

El silencio prevalece entre las madres y padres, quienes atentos escuchan a Cruz Alta invitar a la gente a brindar información que ayude a las autoridades en las investigaciones para encontrar a los estudiantes y enfatizar en todo lo que han caminado las familias en pueblos y barrios para buscar a los 43 jóvenes, mientras que otro de sus homólogos exhorta a "los adversarios éticos, morales y políticos a que dejen de bloquear las investigaciones y que mejor ayuden"

Entre tanto, varias madres se toman del hombro unas a otras, se abrazan y miran, se sostienen como lo han hecho desde hace años. Al terminar la misa reciben la eucaristía y rompen filas para formar la vanguardia de la marcha que está a punto de partir al Zócalo capitalino. Sobre Av. Reforma ya hay contingentes formados, pasamos entre algunos de los que están integrados por normalistas de varias partes del país. 

Madres de normalistas desaparecidos escuchan la misma a 5 años de la desaparición forzada de sus hijos. Foto: Luz María León / Rompeviento TV

La travesía por los 43

Entre el sonido de las batucadas, doña María de Jesús Tlatempa, mamá de José Eduardo, me dice que este año sí hubo algo diferente, como el recibimiento que tuvieron hoy cuando ella y otras madres fueron a la Cámara de Diputados: “Pues nos recibieron y nunca nos habían recibido y hoy vemos disposición y voluntad propia. Vemos que sí quieren ayudar en encontrar la verdad. Ahí vamos todos buscando esas cuatro líneas de investigación más importantes para nosotros, dar con el paradero de nuestros hijos porque a cinco años no sabemos nada de ellos, y seguimos esperándolos como el primer día que se los llevaron, sabemos que fueron uniformados, y así como se los llevaron los uniformados, así los queremos vivos”.

María de Jesús Tlatempa, madre de José Eduardo durante el acto religioso. Foto: Luz María León/Rompeviento TV

Las madres y los padres de los 43 estudiantes van a la vanguardia de la marcha, portan las mantas con los rostros de sus hijos y playeras blancas con la palabra “Ayotzinapa”, el número 43 en letras rojas, en tanto el verde resalta la frase “sin verdad ni justicia” y dibuja la flor de la palabra con varias tortugas que recuerdan lo que antes han dicho: “Lenta, pero la justicia llegará”. Normalistas de Ayotzinapa cuidan el contingente al formar una especie de valla con su propio cuerpo y un lazo, protegido a su vez por la Brigada Humanitaria de Paz Marabunta. Avanzan sobre una de las principales avenidas de la Ciudad de México para enunciar el mismo grito desde hace cinco años: “¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!”.

Detrás de ellos les siguen las Escuelas Normales Rurales de Tixtla y Chihuahua, entre otras; Jan Jarab, representante en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ONU-DH); estudiantes de nivel medio superior y superior de la UNAM, del Instituto Politécnico Nacional y la UAM; sindicatos de trabajadores, telefonistas y electricistas, organizaciones sociales y de pueblos indígenas, adherentes a la Sexta Declaración de la Selva Lacandona, al igual que cientos de personas que desde hace un lustro acompaña a las familias en la exigencia de verdad y justicia. 

El sol sigue abrazando la movilización y más personas se suman para hacerles saber que no están solos. Oficinistas, vendedores, automovilistas y transeúntes observan el movimiento que sigue siendo de dolor y rabia, pero que ahora también se ha acuerpado en la solidaridad y el cariño. 

Madres de normalistas marchan a la vanguardia en Av. Paseo de la Reforma. Foto: Luz María León / Rompeviento TV

Pese al constante sonido de las consignas y canciones a lo largo de la marcha, puedo platicar con don Emiliano Navarrete, quien me dice que desde temprano tuvieron varias actividades, entre ellas un foro para hablar sobre el caso en el Centro Cultural de Tlatelolco, en el que también participaron don Bernabé, Santiago Aguirre, asesor de las familias y director del Centro Prodh; Ángela Buitrago y Francisco Cox, quienes formaban parte del GIEI. 

Asimismo, recordamos que recientemente Murillo Karam reafirmó su postura respecto a la “verdad histórica” sobre el basurero de Cocula, aunque ahora ha dicho que sólo fueron algunos de los estudiantes los que fueron incinerados ahí. Sus afirmaciones, por supuesto, han causado molestia entre los padres y madres, pero éstas para ellos carecen de validez e incluso de legitimidad. En la palabra de don Emiliano coinciden otras voces al cuestionar: 

“No sé qué gana con seguir diciendo este tipo tanta falsedad y si cuestionamos lo que él dice, primeramente él dijo que nuestros hijos habían sido quemados con todo y celulares, eso es una de tantas mentiras que ha hecho él, porqué se descubren celulares después de mucho tiempo de los hechos. Simplemente con esa mala información que da él, si la ley realmente funcionara como debería de ser, esta persona debería ser investigada, por qué está mintiendo cuando la misma PGR tenía playeras de nuestros hijos y él decía que se quemaron con todo y playeras. Hay muchos elementos que ameritan legalmente una investigación a este tipo, una detención y definitivamente pues que sea castigado, si es que existe la ley, porque si estuviésemos en otros países que sí cumplen con todo eso, pues este tipo estuviera en la cárcel desde cuando”. 

El cansancio es innegable, las jornadas de lucha para buscar a los 43 futuros maestros es algo de todos los días desde que amanece y hasta que logran conciliar el sueño, la mirada del señor Navarrete nos lo dice, pero es más fuerte su amor y deseo de volver a verlos. Con el anhelo de que el viento le lleve un mensaje a José Ángel y sin dudarlo, expresa: “donde quiera que esté, de verdad me duele no tenerlo a mi lado, me duele lo que le hicieron, que sepa que lo quiero y que lo sigo buscando; los seguimos buscando porque no soy solamente yo, millones de mexicanos y de personas en diferentes partes del mundo” y finalmente le pide que tenga fe y esperanza de que en cualquier momento algo muy bueno pasará para que él vuelva a casa con sus hermanos y pueda también conocer a una gran familia que es el mundo entero, que ha demandado su aparición con vida. 

Emiliano Navarrete, padre de José Ángel. Foto: Luz María León / Rompeviento RV

Durante varios minutos miro el andar de la marcha, parece uno de esos ríos que bien puede atravesar Michoacán, Puebla y Tlaxcala hasta finalmente desembocar en el mar en Guerrero; esa geografía, que de acuerdo con normalistas y la historia, ha incomodado tanto al Estado mexicano, donde han nacido y han sido formados maestros que buscan no sólo aprender y enseñar, sino también justicia social, defender la tierra y la vida toda, como Lucio Cabañas y Genaro Vázquez, luchadores sociales y egresados de la Normal de Ayotzinapa.

Felipe de la Cruz marcha junto a las familias de los 43 estudiantes en el 5° aniversario del caso Ayotzinapa. Foto: Luz María León / Rompeviento TV

Aquella noche del 26 de septiembre de 2014 y madrugada del día 27, uno de los sobrevivientes y heridos fue Ángel de la Cruz. Desde el día en que se dio a conocer lo sucedido, su padre Felipe de la Cruz ha acompañado a las familias de los alumnos desaparecidos y ha sido su portavoz, porque con entereza y dignidad les ha prestado su voz para dar a conocer su sentir. Este día no es diferente en ese sentido, camina junto a ellas, está atento de lo que necesitan y de la ruta de la manifestación. Sin perder de vista esto, platicamos un poco y ratifica el compromiso que mantiene en esta búsqueda: “Vamos a seguir ahí, la fe muere al último. Hasta ahorita científicamente no nos han demostrado que los jóvenes estén muertos y eso es alentador para nosotros con el nuevo gobierno porque vamos avanzando hacia ellos”.

El pase de lista

Luego de esto, la marcha se detiene durante casi 15 minutos en el antimonumento a los 43, un símbolo de la protesta permanente, a la altura de la escultura de “El Caballito”. Allí, doña Carmelita Cruz, madre de Jorge Aníbal Cruz, agradece a los medios de comunicación que han dado cobertura al caso, así como a todas las personas que les han acompañado, y afirma: “Vamos a seguir en esta lucha, en este caminar desde hace cinco años de sufrimiento, de tormentos porque eso es lo que está pasando con nosotros. La verdad son cinco años que yo no quisiera recordar, siento que es como si fuera el primer día, no sabemos nada de nuestros hijos, dónde están, qué pasó con ellos”.

Además, don Estanislao apunta que por este lamentable caso, se descubrieron fosas y cientos de casos de más personas desaparecidas que inclusive no habían sido denunciados, muchos arrastrados de gobiernos anteriores. Y rememora a doña Minerva Bello, mamá de Everardo Rodríguez Bello, quien falleció en febrero del año pasado cuando luchaba por encontrar a su hijo y enfrentaba el dolor de no saber algo de él, lo que agravó el cáncer que padecía. Después de esto, la señora Blanca Luz Nava, madre de Jorge Álvarez Nava, hace el pase de lista del 1 al 43.

Blanca Luz, madre Jorge, realiza el conteo del 1 al 43 en el Antimonumento a los 43 normalistas. Foto: Luz María León / Rompeviento TV

Sin dar un paso atrás, la vanguardia se reincorpora a su cauce y prosigue por la avenida Juárez, entre el calor del momento y el olor a elotes asados que se acercan a vender entre la multitud, donde ya hay personas esperando de la Alameda Central a Bellas Artes para sumarse a algún contingente o al menos extender un saludo o puño en alto como señal de apoyo. Se acercan las seis de la tarde, el camión que lleva la bocina que se ha usado desde dos horas antes para que hablen los padres y normalistas, abre de nueva cuenta el paso y entra por la calle 5 de mayo tras una pausa en el Eje Central Lázaro Cárdenas. 

Nuestros hijos también son suyos

Finalmente ingresa a la plancha del zócalo, el grupo de familias sube al templete para compartir su palabra; la estructura queda resguardada nuevamente por los normalistas y por un corazón de flores rojas y rosas con el número 43. Durante el mitin habla doña Joaquina García, madre de Martín Getsemany Sánchez, quien resalta que durante estos cinco años han recorrido montañas, pueblos, ciudades e incluso otro países en búsqueda de respuestas.

Doña Joaquina, madre de Getsemany, habla durante el mitin en el zócalo de la CDMX. Foto: Luz María León / Rompeviento TV

En tanto, quienes acompañaron la travesía de esta tarde miran y escuchan con la debida atención lo que dicen también Emiliano Navarrete y María Helena, ella subraya que han visto disposición del nuevo gobierno, “pero siempre hemos dicho que no confiamos hasta no ver los hechos que hablen por sí mismos” y conmocionada dice que el apoyo de la población aún se necesita. 

Personas que acompañaron a las familias de los estudiantes durante la marcha escuchan el mitin en el zócalo capitalino. Foto: Luz María León / Rompeviento TV

Don Mario González sentencia: “Tenemos empeñada la palabra del señor presidente y esto a los 43 padres nos abre una esperanza muy grande, pero también decirles que esa palabra debe ser cumplida para poder tenerle la confianza, no sólo la esperanza; decirle que es el momento de ser un poco más duro para aquellas dependencias que no quieren darle la información, que no nada más con el discurso y las buenas palabras vamos a llegar a la verdad. Sino tenemos que ser un poquito más contundentes con aquellas personas, de las cuales nosotros sabemos que en su momento el grupo de expertos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos los nombró. Es mucho el dolor que nos han ocasionado estos cinco años, estos pasos que hemos logrado es también un logro de todos ustedes por estar caminando junto a nosotros. Esos hijos que no hemos encontrado, también son hijos suyos”.

Mitin de padres y madres de los 43 normalistas desaparecidos. Foto: Gerardo Campos / Rompeviento TV

Es así que esto último da cuenta de lo que por años ha sido parte del imaginario, pero sobre todo de un horizonte colectivo entre quienes exigimos la aparición con vida de los 43 estudiantes y de miles de personas en todo el territorio: las personas desaparecidas nos faltan a todas, son también nuestros hermanos, nuestras madres, hijas e hijos. Nombrarles como se hace con un pase de lista, con un grito o con su rostro en mantas y paredes es el recordatorio de que la vida no estará completa hasta encontrarles, que no es normal desaparecer. 

Días como hoy colocan de nueva cuenta en el mapa el recordatorio de que no habrá tregua alguna en el camino por la justicia y la verdad, así que será la memoria viva y la organización la que abrace el sendero, la que escuche a las familias y responda sin retroceder o bajar la guardia. 

Días como hoy reaparecen los testimonios de los sobrevivientes de Ayotzinapa y normalistas que acudieron a apoyarlos cuando los autobuses fueron atacados en Iguala, entre ellos Ulises Martínez, que recuerdan la noche del 26 de septiembre de 2014 como una noche lluviosa y con truenos, un tanto fría; la misma lluvia acompañó a los padres y madres durante los aniversarios anteriores, como si ésta lavara la herida que aún sigue abierta. En cambio, este año a pesar de que en las últimas semanas las lluvias han arreciado en la capital, este 26 de septiembre la CDMX recibió a las familias con un inmenso rayo de sol, una luz de esperanza, con el calor mismo que habita en los padres y madres en medio del dolor acumulado durante 60 meses.

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