Hace un año...

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Washington – Un año tiene que México inició la era presidencial de Andrés Manuel López Obrador. Con él, el cambio esperado por décadas abrió la esperanza nacional de comenzar a erradicar la corrupción y el abuso de poder que muy pocos, y por demasiados años, amasaron para devastar al país, arrastrarlo a la pobreza y sumirlo en la inseguridad.

Es increíble la felicidad de muchos mexicanos pobres y de clase media por la presidencia de AMLO, y es abominable que los pocos que perdieron el poder, pero lo tienen todo, lloren con nostalgia y den la impresión de que desean y añoran a los políticos corruptos. Esos pocos obcecados fueron testigos de cómo los gobernantes priistas y panistas se robaron todo, o casi todo. Su ceguera, para el colmo de la burla a los mexicanos que no tienen nada, o casi nada, justifica el que grandes rateros de cuello blanco, como Enrique Peña Nieto, se burlen de todo México viajando por el mundo con dinero cuya procedencia debería ser investigada.

La riqueza de Carlos Romero Deschamps ofende. Lo mismo que la de los ex gobernadores César y Javier Duarte, la maestra Elba Esther Gordillo, Manuel Bartlett y Carlos Salinas de Gortari.

La impunidad en la que viven Luis Videgaray, Manlio Fabio Beltrones, Eduardo Medina Mora, Genaro García Luna, Jesús Murillo Karam, Emilio Lozoya, Arturo Montiel y tantos otros, es un homenaje a la corrupción y el descaro.

En un mundo de locos y etílicos viven Vicente Fox y Felipe Calderón, respectivamente. No me lo crean si quieren, pero hay mexicanos que quieren regresarlos a la vida pública cuando debemos dejarlos pudrirse donde se encuentran.
Piensen cómo se burlaría de nosotros la comunidad internacional si esos que lloran por la corrupción se salieran con la suya y regresaran al poder a políticos de la calaña de Peña Nieto, Salinas de Gortari, López Portillo y hasta el descocado de Vicente Fox.

Hay ejemplos en el hemisferio de lo que cuesta la reimposición de presidentes corruptos para beneficio de unos cuantos y en detrimento de la democracia y de los pobres: Perú, con Alan García, es uno de ellos.
No quiero ni pensar en el tamaño de tan gran retroceso.

Hace un año, el cansancio de los mexicanos se tradujo en votos para AMLO. No se confundan, no hago apologías del presidente. Este tiene que empezar a demostrar que puede cumplir con lo que prometió. La esencia de la democracia es eso, poder cambiar con el poder del voto lo que no funciona y buscar alternativas, no retornos a lo peor.

Un año es una pizca de un sexenio. AMLO no ha cumplido con el restablecimiento de la seguridad y su política de “abrazos no balazos” no funciona. Mucho nos debe en esta materia y tiene que hacer cambios en su gabinete porque se ha rodeado de personas que no entienden la realidad del país ni las exigencias de la gente.

No queremos enfrentamientos con Estados Unidos, pero sí pragmatismo ante las locuras, ofensas y abusos de Donald Trump para con México.
El presidente se equivocó al someterse al millonario estadounidense y convertir a la Guardia Nacional en la migra de Estados Unidos.

Debemos seguir dándole el beneficio de la duda, es apenas un año. Pero su intolerancia y tendencia belicosa ante las críticas no nos hacen bien.
Debe escuchar y, como demócrata, atender y entender los reproches. No es perfecto como para no equivocarse. Las mañaneras lo están y nos están desgastando. Yerra al responder con descalificaciones a la prensa que lo cuestiona. Ese es el papel del cuarto poder en una nación democrática. Cuando lo hace, me recuerda a Trump. Da la impresión de que AMLO desea una prensa halagadora y zalamera, como la que controlaban y pagaban sus antecesores más execrables.

La economía está en la cuerda floja. Si él tiene otros datos, que se los guarde. Señor presidente: lo entendemos; fueron muchos sexenios de saqueos descarados y las consecuencias las pagamos ahora. Por favor, no emule a quienes sacó del poder queriéndonos tomar el pelo ante la realidad macroeconómica de la nación. Insisto, lo comprendemos.

Hace un año, la confianza anidó en Palacio de Gobierno. No la cierre, señor presidente, nadie es perfecto, ni usted, con todo y el apoyo nacional de la gente que lo quiere y lo defiende. Termine lo que empieza, no deje las cosas a medias ni tiente aquí y allá. Tontos no somos y nos repele ver que hace acuerdos políticos en lugar de aplicar la justicia en casos como los de Medina Mora, Cuauhtémoc Blanco y otras tantas alimañas de nuestra vida nacional.

Hace un año nos prometió mucho. Termine, cumpla. Hay tiempo hasta para los errores y la recomposición.

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