En la lucha feminista: lo espiritual también es político

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Las agresiones y amenazas aumentaron contra el movimiento feminista tras las protestas de las últimas dos semanas, por lo que un centenar de mujeres realizó un ritual de sanación llamado “Aquelarre de Luna Oscura”.

A través de redes sociales, la colectiva WITCH CDMX hizo un llamado a las mujeres para realizar un ritual, que señalaron sería un “hechizo-acción política” o acto simbólico de liberación. Alrededor de las 19:00 horas del pasado jueves comenzaron a llegar mujeres de diversas partes de la capital y zona metropolitana al Monumento a la Revolución en la Ciudad de México con una misma intención: cuidarse y sanar de manera colectiva el dolor y la angustia generada por los feminicidios, desapariciones y demás violaciones contra el 51.4 % de la población. 

Foto: Luz León / Rompeviento TV

En tanto que el movimiento feminista está conformado por una amplia gama de corrientes, esta diversidad también se presenció durante el acto, ya que si bien las convocantes fueron mujeres Wicca, también participaron mujeres medicina y sanadoras, como se autodeterminan, entre otras.  

Una vela blanca, flores, ruda, imágenes de ancestras/diosas fueron los materiales requeridos por el grupo de mujeres que decidió que era momento de recuperar fuerza y de encontrarse en un espacio en común; pausando, aunque no parando, las acciones contra la violencia también institucional luego de los últimos casos dados a conocer sobre la violación cometida por policías contra mujeres jóvenes en la CDMX, al haber sido el acabose la denuncia realizada por una menor de edad en la alcaldía Azcapotzalco, quien señaló a cuatro policías de haberla violado. 

Foto: Luz León / Rompeviento TV

“Yo creo que todas las formas de expresarnos, de soltar la rabia son legítimas. Tan legítimo es ir a romper vidrios porque necesitamos sacar la rabia, como legítimo es también encontrarme con mis hermanas a lamernos las heridas. Porque estamos rotas, nos han lastimado mucho, nos han violentado mucho tiempo, históricamente nos han violentado, y esta es una forma de lamernos las heridas como manada, de acercarnos, de apapacharnos, de sanarnos en colectivo; de compartir esa energía, ese poder que tenemos todas y ayudarnos a sanar unas a otras, hacernos fuertes unas a otras”, aseguró Mafer, quien participó en el ritual con cantos. 

Quemar el miedo y el dolor

Las acepciones que pueden desprenderse del fuego dentro de la lucha por la vida a lo largo de la historia y sus movimientos sociales pueden ser leídas según quien las enuncia y desde dónde se hace. El fuego que irrumpió en la Estación de Policía “Florencia” en la colonia Juárez fue catalogado por una parte de la opinión pública como un hecho violento, pero evidenciaba un hartazgo ante la violencia generalizada, fue el estallido tras el aumento de crímenes contra las mujeres, en un grito de “¡Ni una más!”. 

Es así que el fuego volvió a surgir el pasado 29 de agosto, ahora con el propósito de abrasar los miedos y las tristezas. Pequeños recortes de papel estraza pasaron de mano en mano tras una limpia con ramas de ruda, en cada uno se depositó todo aquello que cada una de las asistentes ya no necesitaba más consigo misma, para luego quemarlos en una cazuela de barro. Entre el humo se observaron miradas conmovidas, con la firme convicción de que el fuego se llevó el llanto por cada mujer asesinada, por las que siguen desaparecidas y aún no son encontradas.

Foto: Luz León / Rompeviento TV

Mujeres rodeadas de mujeres, por momentos como si fuera un espiral, un tejido o la forma infinita de un caracol, se cuidaron unas a otras mientras anochecía. Desde el inicio de este encuentro, Perla Vázquez, integrante de Luchadoras MX, cuenta que en el ritual hubo guardianas del fuego, del aire, de la tierra y del agua. A ella le tocó ser guardiana del fuego y narra que “el fuego junto con el aire nos ayuda a limpiarnos, entonces a mí me tocó copalear a las compañeras”. 

Foto: Luz León / Rompeviento TV

Mientras explica que tenemos distintos cuerpos: emocional, físico, espiritual y energético, precisa que “muchas veces nos limpiamos sólo desde el físico, nos bañamos, pero pocas veces limpiamos el cuerpo energético, y lo que yo hice, y que el copal nos ayuda a eso, es a limpiar el cuerpo energético que muchas veces está cargado, tienes mucha baja la pila, estás mal vibrada, sientes que traes como pesos encima, que no los puedes nombrar y sólo lo sientes, entonces eso es la limpia con copal”.

Además, la también activista feminista detalla que “la intención era reconocer que el copal es una herramienta para cuidarnos, que cuando estamos muy cargadas, el copal puede limpiarte, que es algo muy básico en el sentido de que todas de alguna manera nos acercamos a los inciensos, también había otras compañeras que traían salvia, y con eso primero limpiaron, entonces hay muchísimas hierbas que nos pueden ayudar a cuidarnos, pero también hay muchas piedras que también nos ayudan a limpiarnos, entonces esa es la figura entre el fuego, el carbón, la madera, el copal, para poder reconocer que son herramientas muy simples con las que todas podemos descargarnos, que es como bañarnos diario”.

Foto: Luz León / Rompeviento TV

Recuperar la ancestralidad

Luego de haber realizado la quema de papel en la cazuela, las mujeres se concentraron alrededor de un altar en forma de círculo, conformado por ruda, romero, flores, inciensos y fotos de otras mujeres vivas o fallecidas, aquellas que han marcado la vida de cada una de las que colocó los recortes o cuadros. Nombrar a las hermanas, madres, abuelas o diosas fue recordar que al estar ahí también estaban ellas, que cada enseñanza aprendida o dolor superado era también una forma de reconocerlas a ellas. 

Foto: Luz León / Rompeviento TV

Esa ancestralidad pronunciada por muchas, no sólo ahora ni sólo por ellas, ha sido algo sustancial en quienes buscan conocer su historia y linaje para transformar el presente, para no olvidar cómo surgieron múltiples procesos organizativos de las mujeres que defienden tanto su propio cuerpo, la tierra y el agua, como la palabra, la memoria y la dignidad.

De manera voluntaria, algunas de ellas compartieron quiénes eran las mujeres en las que pensaban durante el rito, en quienes se han sentido apoyadas, porque como Perla apuntó, estuvieron ahí junto con otras frente a “la complicidad entre mujeres que creemos mucho que lo espiritual es político”.

Foto: Luz León / Rompeviento TV

“El ritual no sólo se queda con nosotras, es energía que se va al universo, que se va al cosmos. Y también la gente que está alrededor de una u otra forma lo recibe, la gente a la que invocamos mientras estamos en el ritual, también la recibe. Esta es una medicina que llega a toda la gente que visualizamos en el ritual, a la que viene detrás de nosotras, a las que estuvieron antes de nosotras. Es una forma también de honrarlas a ellas, este ritual no se queda con nosotras porque la energía no se queda estática, la energía se mueve todo el tiempo. Esto trasciende, esto transmuta”, aseguró Mafer, también danzante de luna en el camino rojo. 

Hablar de la espiritualidad ha pasado a segundo plano ante la emergencia nacional por la violencia contra las mujeres. De pronto quedó rebasada por resolver día a día la sobrevivencia, entre el peligro casi inminente al buscar regresar a casa en un país feminicida y la precariedad laboral que exige atender las necesidades básicas de manera inmediata e individual o si acaso familiar, lo que empeora para las mujeres racializadas o que viven en la periferia. 

Foto: Luz León / Rompeviento TV

“La espiritualidad es algo poderoso que nos conecta con la transformación que va más allá de lo individual, que va con la tierra, que va con otras generaciones, que va a través de la historia, entonces lo espiritual para mí es un acto de hermandad con la humanidad, con la historia y con la tierra. También creo que la espiritualidad se la hemos cedido a las instituciones religiosas como el catolicismo, el cristianismo u otras formas y hemos dejado que nos digan qué es lo espiritual. Para mí es muy importante que regresemos y nos apropiemos de la espiritualidad para sanarnos, para cuidarnos, para conocernos más”, agregó Perla. 

Karen Vargas, una joven de 27 años, coincide con Perla y con Mafer, al igual que con muchas otras de las asistentes al decir: “Esa es una parte muy importante y política porque tanto el cuerpo como el espíritu y la energía son políticos, y es necesario cuidarlos y apapacharlos de a repente y reforzarlos también, en manada y en lo individual. Después de lo que ha pasado, creo que es necesario que tomemos un respiro entre todas y nos demos fuerza entre todas”.

Sin duda alguna, este fue un espacio y un momento de encuentro para quienes también salieron a las calles la noche del viernes 16 de agosto, las mismas que sólo fueron vistas por las autoridades capitalinas, medios de comunicación y sociedad en general debido a las pintas y vidrios rotos, pero quienes se han organizado desde tiempo atrás para hacer lo suyo: cuidarse unas a otras y defenderse. 

Frente a la criminalización de las autoridades capitalinas en su momento, previo a la última declaración de la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, y las muestras de rechazo de una parte de la población, las mujeres respondieron que la pinta de monumentos y la quema de una estación de policía fueron formas de manifestarse y que así como se respaldarían unas a otras ante la posibilidad de detenciones o actos represivos en dicha protesta bajo la consigna “Yo lo hice, ¡fuimos todas!”, seguirán en el cuidado de unas a otras a través de rituales de sanación. 

Foto: Luz León / Rompeviento TV

Ellas, las que el pasado jueves encendieron velas y cantaron, porque es la forma en la que muchas han encontrado la manera de alzar la voz, son las mismas que han brindado acompañamiento a víctimas de delitos sexuales y feminicidio, a las familias de personas desaparecidas; las que han dado asesoría jurídica o psicológica para no atravesar solas el laberinto en búsqueda de justicia. Son las que dan clases de autodefensa feminista, física y digital, las que impulsan proyectos productivos para sobrevivir al desempleo y despojo; las que ayudan a mujeres a buscar refugio para ellas y sus hijos cuando la única forma de evitar un feminicidio es huir de casa; las que se mantienen en primera línea cuando se trata de defender el territorio, el agua, los bosques y las selvas ante el embate de megaproyectos, mineras o inmobiliarias, como sucede en la CDMX. 

Al finalizar la ceremonia y conforme se acercaban las nueve de la noche, se podía oír que esto representó para las presentes como para Perla, un ejercicio para decir "Nos duelen muchas que no están y queremos sanarnos entre muchas que nos duelen todas las violencias”.

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