El veneno de la culpa

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Claudia Soriano Segoviano. Psicoterapeuta Gestalt y Psicocorporal

Facebook: Psicoterapeuta Claudia Soriano Segoviano

Email: claudiasoriano@hotmail.com

El veneno de la culpa

 

“Si yo ordenara -decía frecuentemente-, si yo ordenara a un general que se transformara en ave marina y el general no me obedeciese, la culpa no sería del general, sino mía”: El principito

Antoine De Saint-Exupéry

 

La culpa es una emoción que todas las personas hemos sentido, y que genera en quienes la experimentamos una sensación bastante desagradable. De manera general, aparece cuando pensamos y/o sentimos que hemos hecho algo “malo”, y también cuando creemos que debimos haber hecho algo y no lo hicimos. Es de las emociones más desgastantes que podemos experimentar.

Nuestra predisposición a sentirnos culpables se genera en la infancia, con la tendencia de las personas mayores a remarcarnos constantemente lo que hacemos mal; de esta manera crecemos con la creencia de que si alguien está enojado, molesto o herido es por algo que nosotros hicimos o dejamos de hacer. Con el paso del tiempo, nosotros mismos nos condicionamos a hacer lo necesario para ser aceptados por lo que hacemos o decimos.

Hay ocasiones en las que hacemos algo por lo que suponemos que deberíamos sentirnos culpables y no es así, y entonces podemos sentirnos culpables por no sentir culpa. La realidad es que no sentirnos culpables de algo no quiere decir que no nos importa, simplemente quiere decir que vivimos de acuerdo con nuestro propio “código moral” (lo que creemos que es correcto), y no a partir de una moral impuesta externamente.

De manera frecuente, en mi consulta, las personas se muestran muy consternadas cuando hacen referencia a sentirse culpables: “por mi culpa…”, “me siento culpable de…”, y entonces yo les propongo cambiar la palabra culpa por responsabilidad, “me siento responsable de…” y esa connotación verdaderamente hace una gran diferencia. Hacernos responsables implica que nos damos cuenta de la situación que hemos generado, y entonces podemos hacer lo necesario para no repetirla si así lo deseamos.

Si nos enseñaran a hacernos responsables de nuestras acciones sin sentir la culpa destructiva, seguramente nuestro proceder sería muy distinto, para nuestro beneficio y el de las personas que nos rodean.

Para poder abandonar el sentimiento de culpa es necesario que dejemos de ver las cosas como buenas o malas, y aceptemos que las cosas son como son y que cada persona da la mejor respuesta que puede a cada situación que se le presenta. Recuerda que a menos que hagas daño de manera deliberada, tú no eres responsable de los demás, sólo eres responsable de tus propias intenciones.

Superar la culpa comienza cuando defendemos nuestras creencias, necesidades y deseos sin dejarnos influenciar por lo que los demás creen, necesitan y quieren. De no hacerlo así, siempre seremos vulnerables a la culpa impuesta de manera externa.

Es muy necesario irnos quitando las cargas que no son nuestras, y la mayor parte de las veces para poder hacerlo necesitamos de la mirada externa y objetiva de alguien más que nos valide. Este es uno de los tantos objetivos de la terapia, poder vivir de manera más ligera. Si es tu caso, pide ayuda.

Como siempre, me gusta conocer tus opiniones y comentarios, así que si quieres déjame tu comentario, y si te gustó el contenido compártelo.

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