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El debate y ya saben quién

 

J. Jesús Esquivel

Corresponsal de la revista Proceso en Washington

@JJesusEsquivel

 

 

 

El debate y ya saben quién

 

 

Washington – Nuevamente los mexicanos tendremos este domingo la oportunidad de observar y escuchar a quienes desean hacerse cargo de la nación y reemplazar a Enrique Peña Nieto.

El debate del domingo en el Palacio de Minería es importante desde el punto de vista de nuestra responsabilidad cívica. Andrés Manuel López Obrador, Ricardo Anaya, José Antonio Meade, Margarita Zavala y Jaime Rodríguez Calderón “El Bronco”, usarán la plataforma del debate para repartirse criticas y golpes en sus intentos por colocarse al frente de las preferencias de nosotros los electores.

El formato y del debate, en si mismo; tendría que ser la palestra desde la cual los candidatos se vieran obligados a presentar sus propuestas específicas de gobierno. Es lo que nos hace falta saber de ellos.

Conocemos unos cuantos matices de lo que pretende hacer cada uno de ellos si llega a Los Pinos. El papel de los periodistas que serán los moderadores del debate tendría que ser estrictamente el de árbitros que no les permitan a los candidatos usar al escenario como cuadrilátero de boxeo. Orillarlos a que hablen en detalle de lo que proponen en materia económica, fiscal, salud, educación, seguridad, política exterior, energía y, sobre todo; qué harán para corregir los errores y excesos cometidos por la presidencia de Peña Nieto debido a tanta corrupción e impunidad.

López Obrador que se mantiene al frente de las preferencias de la tendencia electoral, no puede regresar a la retórica que lo hundió en los debates anteriores y debe procurar que sus riñones no lo hagan caer en las provocaciones. Si es la opción que le conviene a México, como él mismo se presenta y la tercera es la vencida; que lo muestre con pragmatismo y ecuanimidad frente a las provocaciones de los otros.

Anaya está obligado a exponer su inocencia frente a las acusaciones de enriquecimiento ilícito que le ha fincado el gobierno de Peña Nieto.

No tiene alternativa, y lo debe hacer antes de plantear su plan de gobierno porque de lo contrario, los que dudan de él no lo aceptarán.

Meade, el más vulnerable de los tres aspirantes punteros va a una misión imposible. El candidato priista no priista carece de argumentos válidos para defender y deslindarse de la corrupción e impunidad del gobierno de Peña Nieto, y del sexenio de la muerte de Felipe Calderón, al cual sirvió con la misma vocación y lealtad. Meade dedicará su tiempo a atacar a López Obrador; estrategia que puede ser suicida, tomando en cuenta el enojo, impotencia y hartazgo de la ciudadanía mexicana por tanto abuso de poder, corrupción e impunidad del gobierno al que ha servido como Secretario de Estado y ahora como candidato.

De ahí que el trabajo de los moderadores sea fundamental e inequívoco para mantener a raya y estrictamente en el mensaje a los candidatos.

De Zavala y El Bronco ni me ocupo. Estrictamente en un país con leyes y con una democracia transparente y justa, estos dos no podrían ser candidatos ni siquiera a presidentes municipales. Son un par de oportunistas criminales porque cometieron fraude y delinquieron (bajo las leyes electorales) y sin embargo estarán presentes en el debate y en las boletas; porque así lo quiso Peña Nieto y su gobierno como un intento desesperado para evitar que llegue “ya saben quién”.

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