Construyendo agenda para una vida libre de violencia

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Michael W. Chamberlin

Rompeviento TV / 22 de septiembre de 2021

 

Y se despenalizó el aborto. Bueno, casi, pero pronto la resolución de la Suprema Corte hará caer como fichas de dominó todas las legislaciones que criminalizan la interrupción del embarazo. Es en primer lugar un reconocimiento a la autonomía de las mujeres incluida la libertad del embarazo, al derecho a la salud y a una vida libre de violencia al no ser revictimizadas por obligarse a servicios de salud clandestinos, a la cárcel o incluso la muerte. Más que un derecho al aborto es un derecho a la vida de las mujeres, a su libre determinación y una invitación a mirar el problema del aborto desde otro ángulo.

Es una fortuna que podamos quitar del debate si la cárcel es la solución a los abortos para discutir, ahora sí, los problemas de fondo. Pensemos por un momento si realmente es aceptable creer que las mujeres por el hecho de serlo son potenciales asesinas, ¿quién que lo haya sufrido lo promovería como método de control natal?, ¿acaso no seríamos todos y todas pro-vida si procuramos que tanto la madre como sus hijas e hijos, desde que nacen hasta que mueren, no vivan violencia? El aborto, siendo una experiencia tan traumática, debe ponernos a pensar en las causas que orillan a las mujeres a ello y, si usted sigue muy preocupado, apoye al movimiento de mujeres para atacar esas causas, que no son otras que las de la violencia machista.

La legislación, como queda claro, ha sido históricamente androcéntrica. Sin duda la paridad de género en la representación política es vital porque la agenda para quitar los obstáculos que tienen las mujeres para acceder a una vida libre de violencia aún es larga. Pongo sobre la mesa otro tema urgente para romper el pacto de la violencia machista que pasa por revisar la legislación y las políticas públicas a partir de un caso ilustrativo.

Andrés Roemer es acusado de violencia sexual en al menos 64 casos documentados. El Instituto Mexicano para los Derechos Humanos y la Democracia (IMDHD) acompaña siete casos de ellos, dos de los cuales tienen orden de aprehensión y el resto sigue bajo investigación. ¿Por qué tan pocos? por miedo. La violencia sexual, señala el IMDHD, se inserta en una cultura que la naturaliza y perpetua a través del ejercicio del poder económico, político y social, aunado a un clima de impunidad que genera un contexto de permisividad y tolerancia que pone en mayor riesgo a las mujeres y produce desconfianza ante las autoridades. Con todo, la investigación y judicialización de estos dos casos resulta un paso fundamental para mostrar la relevancia de denunciar pública y formalmente a los agresores sexuales que por impunidad o un indebido ejercicio de su poder, se sustraen de la justicia. Aquí se puede ver una entrevista que realizó Sabina Berman a algunas de las víctimas.

Por un lado, se ha logrado en estos casos que la Fiscalía de la Ciudad de México articule un Plan de Investigación que retoma el estándar internacional que establece que el dicho de las víctimas, robustecido con el contexto de violencia, resulta un elemento sustantivo para el avance de los casos. Para esto es importante contar con peritajes especializados con perspectiva de género que permitan identificar los contextos de violencia, los factores de vulnerabilidad y subordinación, así como fortalecer a través de pruebas científicas, la denuncia de las víctimas y sobrevivientes de violencia sexual. Es importante resaltar que se deben seguir construyendo precedentes para lograr que la investigación de la violencia sexual se realice con perspectiva de género y debida diligencia.

Pero por otro lado, es necesario eliminar la prescripción del delito de abuso sexual. Un margen amplio de las 64 víctimas de Roemer se quedarán en la impunidad porque son casos que han prescrito. El delito de abuso sexual se persigue sólo con denuncia y prescribe sólo en un año. Las secuelas de la violencia sexual permanecen por largo tiempo, y la víctima debe tener derecho a denunciar cuando esté física, emocional y psicológicamente lista para ello, sin importar el tiempo transcurrido. La prescripción del delito de abuso sexual hace que los responsables se salgan con la suya, es en términos prácticos, un elemento más del pacto patriarcal.

Roemer se encuentra en Israel, donde no existe un acuerdo de extradición con México. No obstante las mujeres denunciantes y las organizaciones que las acompañan se han propuesto hacer una campaña para que de manera generalizada se fortalezca la investigación de las agresiones con perspectiva de género, considerando estándares internacionales; se robustezcan los marcos de protección para salvaguardar su vida e integridad, pues aún en los casos donde se ha evidenciado que existen elementos suficientes para acreditar la responsabilidad de los agresores, persiste un contexto de riesgo y vulnerabilidad para las víctimas; y particularmente para que las legisladoras y legisladores eliminen la prescripción del delito de abuso sexual.

Es tarea de todos y cada uno revisar las violencias que ejercemos, pero es obligación del Estado inhibir las condiciones de oportunidad con leyes que garanticen todos los derechos de las mujeres y políticas públicas de prevención de la violencia de tal modo que se logre un acceso efectivo a una vida libre de cualquier tipo de violencia. Como bien señala una de las víctimas “no hay justicia para las mujeres, la estamos construyendo”.

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