Michael W. Chamberlin
Rompeviento TV a 12 de julio de 2022
El día de hoy se reunirán en Washington DC los presidentes Joe Biden y Andrés Manuel López Obrador después de que este rechazara su invitación a la Cumbre de las Américas en Los Ángeles, California el mes pasado. ¿Hasta qué punto su agenda beneficiará a la región? Hago una breve reflexión.
Para este encuentro, la Casa Blanca espera que “los líderes discut(a)n sus esfuerzos para abordar los desafíos globales, como la seguridad alimentaria y las iniciativas conjuntas de competitividad, como el trabajo que se está realizando en el Diálogo Económico de Alto Nivel México-Estados Unidos. También planean discutir sus visiones para América del Norte, la cooperación en materia de migración, los esfuerzos conjuntos de desarrollo en América Central, la seguridad, el clima y la energía, y los problemas globales”.
Por su lado, la Presidencia de la República señaló que “el fenómeno migratorio, la cooperación para el desarrollo, así como la atención a la inflación y la seguridad serán los temas que abordará (el presidente López Obrador) con su homólogo de Estados Unidos, Joseph Biden, este martes 12 de julio.”
Un funcionario de la Casa Blanca le dijo a Bloomberg que “la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, discutirá la asistencia para el desarrollo y la migración con el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador” como un medio para “abordar las causas profundas de la migración desde América Central y promover la cooperación en la asistencia para el desarrollo”.
No todos tienen un enfoque en las causas profundas. Mientras que el secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, condena los hechos criminales que condujeron a la muerte de los 53 migrantes que fallecieron en San Antonio, culpa a las víctimas “por tomar este peligroso viaje”. El gobernador de Texas, Greg Abbott, culpó a Biden por su “política de fronteras abiertas”. Esto ocurre en un momento en que los agentes de la patrulla fronteriza detienen a los que cruzan la frontera 239.000 veces más, según datos de Aduanas y Protección Fronteriza, y la Guardia Nacional con el Instituto de Migración han roto el récord este año de 120 mil detenciones de migrantes, 860 diarias..
Recordemos las amenazas de Trump en 2019, con aumentar los impuestos a las importaciones si México no impedía que los migrantes centroamericanos cruzaran a Estados Unidos como parte del programa “Quédate en México”. Desde entonces, López Obrador cambió radicalmente su política de fronteras abiertas anunciada cuando asumió el cargo y desplegó 25 mil oficiales de la Guardia Nacional en las fronteras sur y norte de México. Sin responsabilizar a López Obrador por las violaciones a los derechos humanos de los migrantes, estos hechos demuestran que de alguna manera prevalecen las amenazas de Trump.
Una expectativa potencial de Biden sería hablar de las políticas de seguridad y la contención de las organizaciones criminales. Previo a la salida de López Obrador las autoridades allanaron dos grandes almacenes en la norteña ciudad de Culiacán, encontrando media tonelada de fentanilo y medio millón de pastillas de la misma sustancia. Aunque ha habido acuerdos previos entre los dos países para reducir el crimen, la redada de estos dos grandes almacenes llega en la víspera del viaje de López Obrador y ronda la pregunta en Washington de cómo no se encontró antes una fabricación a gran escala como esta. No sabemos hasta dónde el presidente mexicano querrá entrar en este tema.
Por un lado, tenemos que ver cómo Kamala Harris y López Obrador “abordarán las causas fundamentales de la migración” en sus conversaciones, considerando no solo la pobreza (usada como un discurso acrítico e ingenuo) sino también la corrupción profunda y la impunidad como las causas fundamentales de la violencia y la pobreza en Centroamérica y México; las políticas de guerra contra las drogas; y la militarización versus la construcción de instituciones civiles sólidas, etc. Por otro lado, hasta qué punto cederá Biden a la regularización de la migración, especialmente después del evento de San Antonio, aunque no cuente con el apoyo político de una mayoría.
López Obrador está buscando acuerdos laborales y visas de trabajo que permitan la migración legal y de manera ordenada, reduciendo los riesgos para los migrantes por la trata ilegal y por los peligros para cruzar el desierto. Lo que hay que hacer en materia de derechos humanos es alinear las políticas de ambos países hacia la migración regulada, poniendo fin a la prohibición e impulsando la construcción de instituciones fuertes, políticas de justicia y memoria, para acabar con la violencia y la pobreza en la región.
Finalmente, el tema del medio ambiente y el cambio climático será uno de los temas prioritarios de Biden como puede mostrarse en la reciente visita a México del Enviado Climático de Estado Unidos, John Kerry. Tal discusión implicará pedirle a México que minimice el uso de combustibles fósiles y permita la producción de energía renovable de empresas internacionales. Desde la visita de Kerry, 17 empresas de energía estadounidenses se comprometieron a invertir en proyectos solares y eólicos en México.
Aunque López Obrador ha tratado de convencer a la comunidad internacional que está trabajando en establecer fuentes de energía renovable, su fe está puesta en la capacidad de México para producir y vender gasolina, no solo petróleo, para lograr un estado de bienestar. El compromiso por una agenda verde es sólo marginal. AMLO hábilmente ha eludido la discusión que acusa a Estados Unidos de un doble rasero. Si Estados Unidos no desvincula las preocupaciones ambientales y los intereses corporativos verdes de su argumento, solo fortalecerá el rechazo de López Obrador a cualquier acuerdo sobre el cambio climático. Estados Unidos debe ponderar el impulso de una agenda contra el cambio climático, aunque eso implique esquemas distintos a alimentar los intereses corporativos.
Biden no tiene una posición fácil para impulsar una agenda ambiciosa, tiene poca aceptación y poco respaldo político, y los puntos de agenda son cruciales para el futuro de la región. López Obrador llega con mayor aceptación popular y con un cierto liderazgo en la región después de la Cumbre de Las Américas, lo que quizá le ha permitido un discurso confrontativo, pero si no logra dialogar tampoco llegará a acuerdos para su agenda. Ojalá ambos presidentes prioricen el deber ser y nos los cálculos políticos para avanzar en la construcción de una agenda binacional favorable para los derechos humanos. Necesitamos más que nunca esos liderazgos.
Con investigación de Ignacio Gómez,
Center for International Policy
@CIPolicy
