Memoria colectiva y elecciones en Perú

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Foto DW

Memoria colectiva y elecciones en Perú

Por Gabuschka Amor

El pasado domingo 10 de abril, se llevaron a cabo las elecciones presidenciales en Perú encabezadas por Keiko Fujimori, presidenta del partido conservador Fuerza Popular, quien ganó en 15 de las 24 regiones, obtuvo el 39% de los votos y su partido, la mayoría Congresal. Sin embargo, la ley electoral de dicho país establece que se tiene que obtener el 50% más un voto para ser elegido/a ganador/a, por lo que se realizará una segunda vuelta el próximo 5 de junio. La disputa será contra Pedro Pablo Kuzcynski, ex funcionario del Banco Mundial y fundador de la agrupación de centroderecha “Peruanos por el Kambio”, quien se llevó el 24% de votos, y contra Verónika Mendoza, líder de la coalición progresista Frente Amplio por Justicia, Vida y Libertad, quien obtuvo el 17%.

En enero del presente año, el Congreso de Perú incorporó a la Ley de Organizaciones Políticas el artículo 42 que prohíbe actos proselitistas y la entrega de dádivas en campaña electoral. A partir de dicho artículo, fueron excluidos del proceso electoral 9 candidatos, Keiko y Kuzcynski figuraron entre los acusados, pero el Jurado Electoral Especial rechazó su exclusión y se les permitió continuar en la contienda. Ambos hechos salieron a colación en los papeles de Panamá (Panama Papers), la primera debido a que algunos de sus financistas de campaña del 2011 y 2016 fueron clientes de Mossack Fonseca, y el segundo, por haber firmado como ministro del expresidente Alejandro Toledo una carta de recomendación para un exbanquero, utilizada para abrir una empresa offshore en Panamá.

Otro punto a señalar sobre Keiko es su pasado. Ella es hija del expresidente Alberto Fujimori, quien gobernó Perú de 1990 al 2000. Desde 2007, cumple una condena de 25 años por los delitos de corrupción y violaciones a derechos humanos. Se le recuerda por la aplicación de políticas neoliberales y de libre mercado, que hoy se mantienen en la Constitución de 1993 que él promovió, y que ocasionaron la privatización de empresas estatales por intereses extranjeros, el deterioro de la educación pública, la eliminación de programas sociales, el desconocimiento de derechos sociales y laborales, y el aumento del índice de desempleo.

Alberto Fujimori también realizó el autogolpe del 5 de abril de 1992 que disolvió el Congreso opositor y el Poder Judicial, asumiendo él plenos poderes hasta 1995, cuando se reeligió. Para justificarse, usó la lucha contra el terrorismo y la guerrilla del grupo maoísta Sendero Luminoso, dicha guerra interna terminó con la esterilización masiva y forzada de miles de mujeres de las regiones alto-andinas -que muchos califican de política de exterminio de las poblaciones originarias-, alrededor de 600 mil desplazadas/os, más de 15 mil personas desaparecidas y 70 mil personas asesinadas. Keiko fue primera dama entre 1994 y 2000, y respaldó todas las decisiones y acciones de su padre Alberto Fujimori.

Keiko ha tratado de distanciarse de la imagen negativa de su padre al declarar que no lo indultará, y también, al comprometerse a luchar contra la corrupción y a favor del respeto a los derechos humanos y la libertad de prensa. Pero manifestó que continuará las políticas de libre mercado, de orden y seguridad impulsadas por su padre aunque sin el autoritarismo y corrupción de aquél.

Sin importar quién quede electo, el partido de Fuerza Popular estará ocupando la mitad de escaños en el Parlamento, por lo que tendrá una presencia política determinante, esto significa la continuación del modelo económico, o sea, la extracción desmedida de recursos naturales, y un alto riesgo que la represión sea usada contra personas y movimientos sociales que se opongan a ese tipo de proyectos, que a la postre generan el despojo de sus tierras. El 21% del territorio nacional se encuentra concesionado, de ese territorio el 49.63% son tierras campesinas y el 75% de la Amazonia peruanas son sometidas a actividades extractivas como explotación de hidrocarburos, concesiones maderables, plantaciones de monocultivos entre otros. A consecuencia de esto, se cuentan con aproximadamente 141 conflictos socioambientales de los cuales 94 se refieren a la minería y 22 a hidrocarburos.

Un ejemplo de esto es el caso de Cajamarca, región que concentra la mayor producción de oro de Perú que, paradojícamente, tiene un 53.7% de su población en pobreza, altos índices en desnutrición crónica, analfabetismo y poco acceso a la educación.

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