A bote pronto (De Ayotzinapa al Vaticano)

  • 1

Alejandro Mosqueda Guadarrama

Camarógrafo, editor y documentalista

Facebook: Moga Aleko

 

De Ayotzinapa al Vaticano

Entre gritos de alegría e incluso de tristeza, se fue perdiendo la figura del Papa argentino Jorge Mario Bergoglio, al subirse al avión que lo llevaría al Vaticano, desde Ciudad Juárez, Chihuahua.

Bergoglio es el primer Papa jesuita y el primero de origen latinoamericano y del hemisferio sur. Al ser electo, fue el Pontífice número 266 y adoptó el nombre de Francisco en honor a San Francisco de Asís. Por su origen y su trayectoria, muchas organizaciones de inspiración religiosa alejadas del conservadurismo de derecha, organizaciones de derechos humanos, ambientalistas, y millones de laicos y creyentes con una visión menos conservadora, depositaron muchas expectativas en su visita, esperando que hiciera más explícita su opción preferencial por los pobres, y que fuera este Papa quien diera nuevos bríos y actualidad a la teología de la liberación.

Los lugares que visitó el Papa (Ciudad de México, Ecatepec, San Cristóbal de Las Casas, Morelia y Ciudad Juárez) podrían tomarse como una muestra simbólica de lo que sucede en México: corrupción galopante de la clase política mexicana; el feminicidio como expresión del extremo misógino y la inoperancia gubernamental; la acumulación de riqueza y fusión de la alta jerarquía religiosa con el mundo empresarial y político; el racismo y menosprecio llevados al despojo de tierras en beneficio de transnacionales, bajo la mirada complaciente de las autoridades; la violencia del crimen organizado y del mismo Estado, que se hacen uno por el poder y el dinero; la miseria que golpea por todos lados y que obliga a migrar como única opción para ver salir el sol con una sonrisa.

La clase política mexicana, desde diputados, funcionarios de alto nivel, gobernadores y el mismo señor Peña, se desbordaron en acciones por estar cerca y saludar al Papa. Reuniones acomodadas para tratar de intercambiar algunas palabras o por lo menos tocarlo, fueron parte del espectáculo en que se convirtió la visita pastoral. No faltaron los familiares de políticos y los empresarios que trataron de colarse a alguna de las “paradas” que hizo el Pontífice. Verdadero ejemplo de lambisconería religiosa y oportunismo vil, que dejaron por los suelos eso del Estado laico.

Después de ver cómo se asumieron como parte de las actividades de la agenda papal, tomándola como propia -previamente y durante la visita del Papa-, caminando de la mano junto con la jerarquía católica mexicana, no queda duda de su proceder respecto a temas como el aborto, la pederastia o sus múltiples “colaboraciones” con la Iglesia católica en general. Ante esto, ¿habría que repensar y, en su caso, redefinir eso de la “laicidad del Estado”?

Desde Peña hasta gobernadores, pasando por políticos de medio pelo hasta secretarios de Estado, se desvivieron por poner su “granito de arena”, mover sus mejores cuadros y estructuras a su alcance, para participar en la organización de los eventos de Francisco en tierras mexicanas. Es digno de llamar la atención tanto ajetreo y disposición al servicio de la jerarquía religiosa, que contrasta abismalmente con su mísero desempeño, complicidad y simulación ante los apremiantes problemas que vive nuestro país. Ante esto -me parece-, el Vaticano y su representante no tienen gran responsabilidad, es la clase que mal gobierna y hunde a nuestro país. Esa es la lamentable clase de políticos que tenemos.

Paralelo a los preparativos para la visita papal, se intensificó la campaña mediática contra todo aquel que tratara de desenmascarar la estúpida e inverosímil mentira que se construyó como “Verdad histórica” sobre el caso Ayotzinapa. Día a día aparecieron señalamientos en contra de la probidad y de los propios elementos u opiniones del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Un punto importante en el caso de Ayotzinapa es el interrogatorio a elementos del Ejército mexicano, el cual generó un estancamiento que alimenta la inmovilidad en las investigaciones y acciones de las autoridades competentes.

Por un lado y por otro, por una vía o por alguna otra, se hicieron llegar cartas al Papa Francisco sobre temas varios, por ejemplo sobre Ayotzinapa. No hubo respuesta y mucho menos el Papa se manifestó puntualmente sobre los 43 jóvenes, sobre la pederastia que ocurre en la Iglesia mexicana o sobre los feminicidios y ni qué decir sobre la corrupción de la clase política mexicana. Habló en forma general sobre algunos temas, digamos que tuvo un discurso políticamente correcto que le permitió surcar el territorio mexicano sin roces -graves-, o deslindes con las cúpulas de poder. Sin embargo, para una buena parte de la feligresía, sí llenó sus expectativas hablando de la buena moral, el amor, la esperanza e incluso pidió perdón a los pueblos indígenas.

La exoneración de Peña y demás funcionarios del actual gobierno, de actos de corrupción (dirán de forma técnicamente correcta: conflicto de interés), prácticamente deja en el anecdotario (y en el enorme costal de agravios y robos a la nación) las ostentosas mansiones blancas o pintas, los multimillonarios contratos y “licitaciones” a empresas claramente favorecidas por el grupo peñista. Ahora, con la visita papal y su besamanos, los políticos mexicanos, empezando por Peña, no sólo están tranquilos, sino hasta bendecidos y felices.

Ser mujer en una cultura machista, misógina y violenta, es sumamente adverso y más si se es pobre o indígena. La violencia hacia las mujeres se ha disparado en forma alarmante en los últimos años en México y es el Estado de México el que sobresale, y de éste, es Ecatepec el lugar más violento para las mujeres (de acuerdo con datos del Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio son 1,554 mujeres desaparecidas en el estado, 400 en Ecatepec, la mayoría de entre 15 y 17 años; 1,003 feminicidios en todo el estado, que comprende 125 municipios, entre 2012 y 2015, y 183 de ellos ocurrieron en Ecatepec).

El Papa caminó y dio su misa en Ecatepec, desde donde Onésimo Cepeda, como obispo, sentó sus reales. Onésimo Cepeda, el personaje de los desplantes y la ostentación; el obispo ligado a grupos financieros y con el cual más de un político -de cualquier signo ideológico- quería quedar bien. Onésimo, el mismo que realiza grandes fiestas por su cumpleaños y que fue acusado de lavado de dinero y fraude. La trata y la violación son parte de la situación que viven las mujeres en varias partes del país, ante lo cual las acciones del gobierno son simplemente de maquillaje. Y en el caso de la homilía de Francisco -en Ecatepec-, estos temas no se tocaron. Ni modo, ya será para la otra, parece pensar una activista proderechos de la mujer, que al fondo de la polvorienta explanada camina al término de la misa.

Pero hay cuentas alegres, eso que ni qué: la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) anuncia lo que divinamente dejó la visita del Papa: una derrama económica de 7,000 millones de pesos sumando todos los lugares que visitó. Para los objetivos de los empresarios -y las televisoras- se puede decir que están de fiesta cantando: misión cumplida.

Las expectativas que se generaron algunos grupos no fueron alcanzadas, e incluso, para muchos, el Papa, con su silencio en algunos temas, ya es calificado como “cómplice” de las injusticias que vive México. ¿Qué tanto realmente podría haber cambiado un discurso más acorde con esas expectativas, en la clase política y la jerarquía eclesial mexicana?

El Papa Francisco llegó al Vaticano y de inmediato se fue a depositar unas flores a la Virgen María en la Basílica de Santa María La Mayor, todo esto a miles de kilómetros de Ayotzinapa, donde se han depositado decenas de flores y derramado lágrimas por los jóvenes estudiantes normalistas -considerados por muchos como símbolo de la situación de injusticia y violencia que vive el país-, por parte de ciudadanos de a pie y de las madres y padres agraviados por el silencio e inoperancia deliberada del gobierno, de funcionarios y autoridades.

El silencio de Francisco sobre los jóvenes normalistas, los miles y miles de desaparecidos, los feminicidios, la pederastia encubierta por la Iglesia católica, la corrupción eclesial y gubernamental, cae con fuerza en el ánimo de quienes esperaban una especie de toma de posición clara del Papa. No hubo tal cosa y ya algunos están tratando de encontrar culpables en la clase política mexicana y en el alto clero.

El silencio continúa en los oscuros y fríos pasillos del poder. La simulación sigue reinando en las pantallas de los televisores y por otro lado parece que el horno de la historia sigue con leña húmeda, y que algunos tenían la esperanza de que la visita papal fuera una chispa. Eso parece.

Un profesor en Washington y Donald Trump
Atrás Un profesor en Washington y Donald Trump
Siguiente Serapaz -22 febrero 2016- México en el contexto de la visita papal
Entradas Relacionadas
Comentario 1
  • Jorge Aguirre Hervis

    Es tiempo de iniciar una nueva Historia en el País y convertirnos en los ciudadanos del siglo XXI, seres humanos dignos, libres e iguales sin distinción de género, razas, religión, o cualesquiera otras actividad u oficio siendo lícito. No hay pretextos para esperar que nuestro camino lo sigan trazando aquellos seres humanos que representan un mismo sistema que trata de perpetuar en el Poder a un grupo cada vez más reducido de personas que controlan la economía, política , las Instrucciones y la propia Sociedad en general: los Trusts, oligopolios y monopolios internacionales están en la cima de! Poder, pretenden camuflajearse, pero ya hace tiempo han quedado completamente al desnudo, aunque con un inmenso Poder que los ciudadanos, el Pueblo y las Enormes Masas Populares han delegado.Esta verdad histórica perdurará a través de los tiempos, pero no todos la percibámos, ( dicho sea con todo respeto, con la misma objetividad ) . Necesitamos ser verdaderamente libres, autogestivos, autónomos., pero sobre todo hacer las cosas unidos, empoderados de manera fraternal, para no seguir equivocados en el camino, hay que perdonarnos el haber elegido de alguna manera un Gobierno así, para implantar otro que asegure por siempre el arte de hacer el Bien Común.

    Responder
    19 enero, 2018

Escribir comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *