México es racista. Muy racista.
Y lo es profundamente.
No hay que salir a las comunidades indígenas más apartadas del país, ni recorrer la sierra de Guerrero o los llanos de Jalisco, las montañas de Chiapas o Chihuahua, los valles oaxaqueños o huastecos, para entender ese profundo racismo ancestral, ese desdén insultante, esa tragedia.
¡Conéctate con otra brillante reflexión de Luis Guillermo Hernández en su video columna "El Oficio del Reportero."!