La marcha del silencio y el graznido del pato (Margensur)

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Alejandro Saldaña Rosas


Twitter: @alesal3 / Facebook: Alejandro Saldaña

 

La marcha del silencio y el graznido del pato

El 5 de mayo -fecha histórica en nuestro país- la organización “Nosotros Somos Chalecos Amarillos” convocó a marchar por las calles del país a todas las personas que se oponen al presidente Andrés Manuel López Obrador y a la llamada Cuarta Transformación. La protesta fue con el objetivo de exigir la renuncia del presidente López Obrador, de ese tamaño la ambición -y el temor- de los convocantes.

La convocatoria a la protesta tuvo relativo eco en ciudades como León (encabezada por Vicente Fox), Mérida, Guadalajara, Monterrey, Morelia, Tijuana, Puebla, Cancún, Ciudad Victoria y algunas más. Como es común en este tipo de protestas, cada quien vio la marcha que quiso, sobre todo en términos numéricos: para unos fue otro fracaso, puesto que se reunieron cuando mucho dos mil personas; para otros, el éxito de la convocatoria se reflejó en 15 mil manifestantes solo en la Ciudad de México. Insisto, cada quien que haga sus cuentas y saque sus propias conclusiones.

Lo cierto es que, en comparación con anteriores protestas en contra de AMLO, la del 5 de mayo ha sido sin lugar a dudas la más numerosa y ese dato es elocuente por sí mismo: significa que la oposición está creciendo, o bien está más articulada, o ambas cosas. No podemos olvidar que la oposición posee ingentes recursos económicos, controla medios de comunicación, tiene fuerte presencia en redes sociales y vínculos en México y en el extranjero con fuerzas políticas decididamente golpistas. La hoy opositora derecha mexicana tiene lazos de muy larga data con grupos y organizaciones en España, Estados Unidos, Brasil, Argentina, Chile, etc., vinculados a dictaduras militares y gobiernos represores en prácticamente todo el mundo.

Cerrar los ojos ante la evidencia es sumamente peligroso, lo mismo que ridiculizar a los participantes en las protestas, bien por sus pancartas, bien por sus consignas, bien por su outfit. En esta tesitura, banalizar la protesta por el carácter de clase de los manifestantes (mayoritariamente de clase media alta y alta) con el consabido epíteto de “marcha fifí” es un error producto de la arrogancia y, por ese camino, queda poco espacio para la reflexión y el análisis. Y menos aún para la defensa de un proyecto de país surgido de una elección ganada contra viento y marea.

Lejos de sumarme al escarnio desatado en las redes sociales contra los manifestantes, me parece más relevante, e interesante, reflexionar brevemente sobre la protesta del 5 de mayo. Reitero que el afán es comprender, no denostar.

Llama la atención que la marcha fue convocada para realizarse en silencio. Desconozco las razones para llamar a una protesta en silencio, pero por las notas de prensa se puede apreciar que hubo toda suerte de consignas, desde el tradicional y futbolero ¡México, México, México! hasta los gritos a favor del aeropuerto de Texcoco y los llamados a la renuncia del presidente. Pero más allá del carácter silencioso con que fue convocada la protesta y su resultado de gritos con sordina, llama la atención la violencia de muchas pancartas.

Por ejemplo, en una manta se podía leer: PEJE… LOS QUE TENEMOS CEREBRO NO VOTAMOS POR TI. NO TE BURLES? SOMOS MILLONES DE MEXICANOS (sic). El absurdo signo de interrogación sigue siendo motivo de chacoteo en las redes, pero lo que a mí me alarma es la violencia del texto. El mensaje es claro, peligroso y brutal: nosotros sí tenemos cerebro, ustedes no. Nosotros estamos cuerdos, ustedes no. Nosotros tenemos derechos, ustedes no. Nosotros somos personas, ustedes no. Nosotros somos seres de razón, ustedes no. Desde mi punto de vista y respetando su opinión, estimada lectora, estimado lector, este tipo de pancartas me parecen absolutamente deleznables. Una cosa es el respeto a la libertad de expresión y otra es alentar la exclusión social: los sistemas de exclusión están en la base de la creación de guetos y otros espacios de reclusión de minorías y disidentes.

Pero la imagen que a mi juicio es la más alarmante, es esta que el ex presidente Vicente Fox compartió en su cuenta de twitter:

La imagen es interesante por varios motivos. En primer lugar, por la agresividad implícita: un águila con la cabeza sangrante de un pato en su pico y la leyenda “5 de mayo. Ángel de la Independencia”. ¿Qué significa eso? ¿Por qué usar a un hermoso animal depredador con la cabeza de otro hermoso animal en su pico para convocar a una marcha de protesta? No lo sé, sinceramente no tengo idea porqué se usó esa imagen, compartida por Vicente Fox. La pregunta que me surgió al ver por primera vez la imagen fue: ¿qué tiene que ver un pato? No lo entiendo, lo digo con toda sinceridad: ¿qué carajos tiene que ver el pobre pato? Hasta después de dar seguimiento a varios tuits me enteré que quizás el creador de la imagen quiso representar un ganso, por aquello del “me canso ganso” reiterado en varias ocasiones por López Obrador. Pues hubiera elegido la imagen de un ganso, no de un pato, digo yo. ¡Qué culpa tiene el pobre pato!

Y si esa fue la intención, mucho peor. Porque además de la violencia implícita en la imagen elegida para convocar a una manifestación pacífica, se suma la ignorancia al confundir un ganso con un pato. Confusión incomprensible e inexcusable en tiempos de Google, en el que basta buscar “ganso” para que aparezca un ganso, no un pato. Así, estamos ante un escenario, en ciernes, profundamente peligroso: la ecuación violencia más ignorancia es igual a autoritarismo, si no es que a fascismo. No lo digo yo, simplemente acudo a la memoria de decenas, de cientos de casos en los que la violencia sumada a la ignorancia ha dado como resultado regímenes brutalmente represores: Stroessner en Paraguay; Pinochet en Chile; Videla, Viola, Galtieri y Bignone en Argentina; Bordaberry y Gregorio Álvarez en Uruguay; Hugo Banzer en Bolivia; la familia Somoza en Nicaragua, Francisco Franco en España, por mencionar algunos.

La derecha mexicana está en movimiento: mostró músculo el 5 de mayo y por los resultados de su convocatoria y por sus intereses en riesgo, creo que vendrán muchas más manifestaciones. Cada vez más agresivas y radicales. En esta ocasión convocaron a una marcha en silencio: el resultado fue el graznido de un inocente pato sacrificado por la violencia ignorante de la derecha. El fascismo en México está en movimiento. Y con él, de la mano y sin ambages, los cárteles de la delincuencia organizada.

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Comentarios2
  • Emil Rodríguez

    Es necesario reflexionar no reaccionar. El fascismo puede incrementarse y este país no puede ni debe aceptarlo. Somos más los que decidimos el cambio, somos más quienes creemos en una demoracia, somos más quienes queremos un México justo

    Responder
    6 mayo, 2019
  • Jesus Cuevas

    Excelente y muy atinado. Lo peor es que tambien es muy preocupante, ya que viendo objetivamente los mensajes en redes , lamentablemente estan cargados de odio . Saludos Rompeviento

    Responder
    7 mayo, 2019

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