Una oposición sin imaginación (Margensur)

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Alejandro Saldaña Rosas
Twitter: @alesal3 / Facebook: Alejandro Saldaña

 

Una oposición sin imaginación

A más de 100 días de iniciado el gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha quedado de manifiesto que la oposición carece de imaginación. Los mismos clichés, las mismas frases hechas, las mismas consignas, las mismas analogías, la misma intención de infundir miedo, los mismos recursos retóricos que se demostraron ineficaces en la elección, son los que enarbola la muy desarticulada oposición en estos primeros meses de la administración de AMLO. Hasta el momento y por las evidencias registradas, la oposición a AMLO y a los gobiernos de Morena muestra una patética carencia de imaginación. Y eso, paradójicamente, representa un pasivo en la contabilidad del gobierno de López Obrador: es mucho mejor una oposición activa, propositiva, con legítima vocación de poder, que una carente de propuesta e imaginación.

Argumentos para criticar a las administraciones morenistas en los ámbitos federal, estatal y/o municipal hay de sobra, pero la oposición persiste en acudir a fórmulas de probada infertilidad política, incapaz de convocar a más adherentes y menos aún de organizarlos; fórmulas, clichés, frases hechas que incluso mueven a risa. La banda chaira se ha dado gusto pitorreándose de los esbozos críticos que la oposición ha logrado pergeñar, como la protesta de los “chalecos amarillos” que, pese a las altas expectativas construidas, logró reunir a no más de 2 o 3 mil opositores en todo el país (siendo muy generoso con los números), que no lograron articular un discurso de oposición sólido, fundamentado, con alternativas al curso del país: simplemente fueron las mismas rancias y estériles consignas.

Con ácido humor, la protesta de los “chalecos amarillos” (nombre usurpado del mouvement des gilets jaunes, de Francia) fue renombrada como de los “chaquetos amarillos”. Si la protesta de los chaquetos amarillos no logró prosperar y convocar a más gente fue, precisamente, porque no tiene nada que ofrecer al país, salvo el corrupto camino ya recorrido, del cual apenas empezamos a salir (no sin muchísimos obstáculos en gran medida prohijados por Morena).

La oposición, lejos de rectificar, sigue alimentando a las redes y los medios con torpezas, vacuidades y “ataques” que hace tiempo dejaron de ser dañinos y ahora son francamente ridículos. Una parte de los ataques contra AMLO ha buscado afincarse en su afinidad (muy pálida, a mi parecer) con la izquierda, por lo que han tratado de relacionarlo con países que se asumen socialistas (al menos en el papel). Usar como espantajo a Venezuela, a Cuba, a Corea del Norte o al país que usted quiera, ha sido un recurso tan trillado y mentiroso que la oposición que insiste en lo mismo se muestra francamente idiota. Nunca, bajo ninguna condición y debido a sus trayectorias históricas diferentes, México podrá ser Cuba, Venezuela, Corea del Norte o del Sur, Belice o las Islas Coco. Pero la oposición insiste en que con AMLO seremos como Venezuela, argumento que tendría cabida si extrapolamos al máximo el gusto del presidente por el béisbol y la afición por este deporte en aquel país, pero nada más. Y hasta allí, la oposición no ha logrado construir una narrativa diferente que la que apunta a infundir miedo a través de sacudir el petate del muerto.

Otro “recurso” muy trillado de la oposición ha sido caracterizar a López Obrador como mesías (tropical, para darse más caché), como Pejehova, como mesiánico, comunista radical y, el preferido de todos, como populista (muchas veces sin saber a qué alude el concepto). No voy a discutir la pertinencia de tales calificativos, solamente señalo que son los mismos epítetos que en campaña usaron el PRI, el PAN, el PRD, MC, empresarios, periodistas, analistas, comentaristas, saltimbanquis y oportunistas para denostar al candidato de Morena y, por extensión, a las y los candidatos de ese partido. A la luz de 30 millones de votos, su estrategia no funcionó, fue completamente equivocada, absurda y hasta ridícula, por lo que sorprende que a más de 100 días de iniciada la administración de AMLO la oposición insista en ella, incapaz de construir un discurso alternativo, una propuesta de gobierno diferente, un par de ideas políticas de mayor envergadura. Nada, la oposición a Morena y AMLO sigue entercada en lo mismo, en sus mismas consignas, en sus mismos prejuicios, en su misma incapacidad para leer los nuevos tiempos políticos y, por consiguiente, en su misma torpeza para construir escenarios alternativos y viables para la ciudadanía. Dese usted una vuelta por las cuentas en redes sociales de detractores de AMLO y Morena y verá que su narrativa está estancada en lo mismo: mesías, Pejehová, populista, Venezuela, chairos, mesiánico, odio, confrontación y algunas otras que se me escapan. Insisto: es una oposición sin imaginación.

La debilidad imaginativa de la hoy oposición data de hace años, no es algo nuevo. En 2006, el eslogan “un peligro para México” no fue suficiente para inhibir el voto a favor de AMLO, de tal forma que la hoy oposición debió hacer un fraude escandaloso, grotesco y muy pernicioso en la medida en que profundizó la división del país. El triunfo electoral de AMLO en 2006 fue socavado en el IFE, hoy INE, pero si algo aprendieron las fuerzas que llevaron a Felipe Calderón al “triunfo” fue que no podían dejar al garete los medios de comunicación ni mucho menos las redes sociales y su enorme potencial de transformación. De allí que para la elección del 2012 inventaran un candidato de oropel acompañado por la “esposa” elegida en un casting de Televisa, en un afán de ofrecer a la ciudadanía, a falta de imaginación y propuesta política, una telenovela. La campaña de EPN fue brutalmente onerosa y muy por encima de los topes establecidos por el INE, en una acción que bien podemos calificar como un fraude operado antes de la elección, habida cuenta de la experiencia de 6 años antes. Las consecuencias de ambos fraudes están a la vista: un desastre de país.

La oposición a Morena, a AMLO y a la izquierda (en el entendido de que ni todos los morenos son de izquierda, ni toda la izquierda está en Morena) carece de la capacidad para recoger las demandas ciudadanas, de darles escucha, cauce, organización y resolución con una perspectiva a futuro. La oposición carece de la suficiente imaginación para diseñar los escenarios que la población anhela, que la población exige, que la población necesita. La carencia de imaginación no se explica por la falta de talento, en lo absoluto, hay gente muy capaz y preparada, sino por un problema de mayor calado: la oposición no tiene un proyecto de país que ofrecer a las y los mexicanos.

Sin opción de futuro, la oposición se limita a poner la lupa sobre AMLO para criticar cualquier error, cualquier fallo, cualquier inconsistencia, a fin de magnificarla lo más posible, en un esfuerzo más de autoconvencimiento que de ganar adeptos a su causa. Paradójicamente, varios de los temas que merecen cuestionamientos más serios y profundos en el discurso de AMLO son imposibles de abordar por la oposición porque, en esencia, coincide con la perspectiva del presidente. Me refiero solamente a tres temas:

1. La agenda de género. AMLO no ha incorporado en su proyecto de gobierno las demandas del movimiento feminista y, como lo he dicho en otros artículos, sin la participación de las feministas la 4T es imposible. Quizás el ejemplo más visible sea la posición de AMLO ante la despenalización del aborto, tema que ha dicho que ¡someterá a consulta! Inaceptable.

2. La agenda medioambiental. De igual forma, la agenda ambientalista no está reflejada en la propuesta de gobierno de AMLO; inclusive, varias de sus iniciativas van a contracorriente de los planteamientos de las organizaciones y pueblos en defensa del territorio, por ejemplo, en el caso de la termoeléctrica de Huexca, Morelos.

3. La integración en diversos ámbitos de gobierno de personajes con muy claros antecedentes de corrupción, o bien con intereses económicos y políticos que difieren de los postulados de la 4T. Tanto a nivel federal como estatal y local, en no pocas ocasiones los gobiernos de Morena han preferido trabajar con “ex” priistas y “ex” panistas, que con luchadores sociales de reconocida trayectoria e independencia política.

Hay muchos otros temas cuestionables en la agenda de AMLO y de Morena, pero la oposición se ha mostrado incapaz de hilvanar un discurso con diagnóstico, propuestas y ejes de acción claros que conciten adhesión. Sus críticas no salen del lugar común: mesías, pejehová, mesiánico, venezolización de México, dictadura, etc. Es una oposición con identidad de Sísifo, pero gritona, vociferante, insultante. Como si los aspavientos y los alaridos le dotaran de la imaginación que necesita. Pues no.

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