Café: sol y sombra

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Alejandro Saldaña Rosas

Académico. Director de Desarrollo Económico del H. Ayuntamiento de Xalapa, Ver.

Twitter: @alesal3 / Facebook: Alejandro Saldaña

 

Café: sol y sombra

El anuncio de la millonaria inversión de Nestlé en Veracruz ha generado opiniones encontradas: mientras para unos (entre ellos el gobernador Cuitláhuac García Jiménez) es motivo de alegría por los 10 mil empleos (directos e indirectos) que se estarían generando, para muchos otros (cafetaleros, principalmente) no hay nada que celebrar toda vez que la trasnacional ha sido señalada como responsable de la manipulación en los precios del aromático y con ello, del empobrecimiento de los productores; para unos, la noticia es una muestra de la confianza de los inversionistas en México, mientras que para otros es un signo ominoso por el impacto ambiental esperado. Sol y sombra: las discrepancias parecen imposibilitadas de conciliación, o cuando menos de diálogo, en el entendido de que quizás ambas posiciones tienen razón.

Sol: de no ser los 154 millones de dólares de inversión que la trasnacional con sede en Vevey, Suiza, estaría colocando en Veracruz ¿es posible atraer una inversión de tal magnitud en el corto plazo? Difícilmente, vamos, es casi seguro que imposible. En esta tesitura y con la perspectiva puesta en los próximos 8-10 años, que Nestlé se interese por establecer la que quizás sería la mayor planta productora de café en el mundo representa un importante impulso a la economía no sólo de Veracruz, sino de la región sur-sureste del país. De instalarse en Veracruz una empresa de tal magnitud seguramente dejaría una formidable derrama en la economía de la región, lo que sin duda traería grandes beneficios directos para miles de familias.

El problema es el costo de tal inversión: costo social, ambiental, político incluso.

Sombra: los costos sociales son enormes puesto que miles de productores están en riesgo debido a los ínfimos precios que se les paga por su café. Veamos algunos números. El precio que se paga el café cereza al productor en la zona de Coatepec es de unos 5 pesos por kilo. Ese mismo kilo de café despulpado, seco, tostado y molido cuesta unos $150-220 pesos, dependiendo de su calidad (o inclusive más). Ahora bien, considere usted el precio que paga por frasco de 225g de Nescafé clásico: 90 pesos aproximadamente. A todas luces es evidente que la utilidad está en la cadena de valor, no en la producción en sí misma del café, lo que significa que si se trata de apoyar a los cafetaleros veracruzanos (y de otros estados) el mecanismo no es a través de grandes inversiones de firmas trasnacionales, sino apoyando a los productores directos para añadir valor a su producto.

Sol: la producción de café instantáneo requiere de plantas resistentes a plagas, sobre todo a la roya, por lo que su cultivo suele hacerse a pleno sol, con manejo agrícola tecnificado y uso de agroquímicos. El cultivo de este café no requiere determinada altura de ahí que en efecto pueda sustituir a otros cultivos, como la caña, y de esta forma ampliar las posibilidades de siembra para los productores.

Sombra: la instalación de una planta de Nestlé puede incentivar a muchos productores a sustituir sus cafetos de sombra por café robusta, con el consecuente impacto ambiental debido a la posible deforestación que implica la sustitución de plantas. El atractivo de Nestlé es por doble vía: i) por una parte debido a que es relativamente más sencillo el cultivo de café robusta que el café de altura (arábiga); ii) por otra parte, porque la comercialización estaría prácticamente asegurada al haber un solo y poderoso cliente: justamente Nestlé.

Sol: la inversión de Nestlé permitirá detonar la economía regional del centro de Veracruz.

Sombra: es inevitable la sospecha de esa inversión precisamente en el estado que más agua dulce tiene en México.

No olvidemos que Nestlé es mucho más que una empresa que produce café soluble, leche en polvo y chocolate. Tiene fuerte presencia en el mercado de cereales, lácteos, alimentos infantiles, helados, galletas, condimentos, alimentos para mascotas y agua embotellada, entre otros. La firma ha sido acusada por utilizar Organismos Genéticamente Modificados en la elaboración de sus productos e inclusive se ha mencionado que Nestlé posee la patente del café transgénico (https://www.directoalpaladar.com/otros/nestle-tiene-la-patente-del-cafe-transgenico). En breve: se trata de la firma de alimentos más poderosa del mundo.

En este juego de claroscuros, de sol y sombra, que implica la enorme inversión de Nestlé en territorio veracruzano, están en juego no sólo los empleos, los productores de café, las divisas, el impacto ambiental, etc. sino también el tipo de “desarrollo” que el país requiere. El mensaje es claro: si hacemos caso a las señales enviadas, no estamos ante un giro en el modelo de desarrollo implementado en el país, por el contrario, el modelo neoliberal parecería remozarse a través de la austeridad, el combate a la corrupción y la redistribución del gasto público. No deja de ser irónico que un gobierno que se reivindica de izquierda lance las campanas al vuelo por el anuncio de la inversión de la trasnacional. ¿Y los cafetaleros?

Concluyo con esta la última colaboración del año; es necesario tomar unos días de descanso. Aprovecho la ocasión para enviar a todas y todos mis mejores deseos para el 2019. Estaré de regreso el 7 de enero.

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Comentario 1
  • Ramiro Garza

    Y dentro de los costos el único que les preocupa es el político, ¿no es así? y me refiero a los tres órdenes de gobierno y tanto a los del administrativo, judicial como legislativo: en determinados momentos del quehacer de estos pillos, de las transnacionales, se requerirá de los servicios de estos "achichincles estatales". Pareciera que detrás de la instalación de estas plantas está la ambición y el deseo de enriquecimiento pronto a costillas de los recursos de la región, y es la peor interpretación que pudiera darse, los dividendos verdaderos se busca obtenerlos al mediano o largo plazo bajo la dinámica de doble ataque: por la vía del desplazamiento de los campesinos, evitando con ello que continúen con la producción de alimentos, tomando riendas totalmente de esa acción, ya no desde el extranjero únicamente: ellos dictan qué come la población, cuánto come y cuánto cuesta comer... por supuesto, comer para enfermar, ellos mismos tienen la producción de medicamentos. La otra ruta a partir de la contaminación del entorno; ya habrá, llegado su momento, que implementar medidas de recuperación del medio ambiente, ellos tienen esa industria en ciernes igualmente.

    ¿Son menores los riesgos? ¿Es cualquier cosa abrirle la puerta a estas alimañas, que tienen relación directa con mineras, exploradoras petroleras y creadoras-administradoras de parques de generadores eólicos? Para quien no radica en la zona no tiene importancia alguna, y es una terrible apreciación; la diferencia es sólo cuestión de tiempo, ya que quien radica en la región tendrá con inmediatez los terribles efectos, los otros un poco después.

    Responder
    27 diciembre, 2018

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