El Consejo Empresarial de AMLO (Margensur)

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Alejandro Saldaña Rosas

Académico. Director de Desarrollo Económico del H. Ayuntamiento de Xalapa, Ver.

Twitter: @alesal3 / Facebook: Alejandro Saldaña

 

El Consejo Empresarial de AMLO

Mantén a tus amigos cerca, pero a tus enemigos aún más cerca.

Vito Corleone

 

Más que un guiño a los hombres del dinero, el Presidente electo Andrés Manuel López Obrador ha decidido establecer una relación abierta, y esperemos que fructífera, con el sector empresarial más poderoso del país. Si durante muchos años AMLO generó no sólo dudas y alejamientos, sino incluso animadversión y hasta antagonismo con los grupos empresariales, al parecer esos tiempos han quedado en el pasado en la medida en que se abre una nueva etapa con el nombramiento del Consejo Asesor Empresarial (CAE). Si la decisión ha sido un error garrafal o un acierto estratégico es algo que aún no podemos establecer y serán el tiempo y los resultados, los mejores parámetros de evaluación.

El Consejo Asesor Empresarial lo integran 8 prominentes hombres de empresa (ninguna mujer): Ricardo Salinas Pliego (Grupo Azteca), Bernardo Gómez (Televisa), Olegario Vázquez Aldair (Grupo Ángeles y Grupo Imagen), Carlos Hank González (Banorte), Daniel Chávez Morán (Grupo Vidanta), Miguel Rincón Arredondo (Bio Papel), Miguel Alemán Magnani (Interjet) y Sergio Gutiérrez Muguerza (Deacero). Se trata de muy importantes hombres de negocios que hasta hace muy poco tiempo parece que formaban parte de esa abstracción llamada la “mafia del poder”. Ahora se han convertido en consiglere del Presidente que habrá de conducir los destinos de la nación hasta el año 2024.

El nombramiento de un Consejo Asesor Empresarial en una administración que levanta banderas de izquierda puede ser leído como un viraje en la plataforma ideológica, una traición a los principios o bien como la ratificación de que el gobierno de AMLO será esencialmente conservador, tal y como algunos analistas lo han señalado. Sin embargo, establecer formalmente una relación a través de un mecanismo de consulta/asesoría puede tener otra lectura perfectamente coherente con la trayectoria política de AMLO: su pragmatismo. Allegarse los consejos de un selecto grupo de empresarios quizás sea la intención declarada, pero no hay que ser demasiado perspicaces para conjeturar que el interés de AMLO por estos empresarios deriva del enorme poder que tienen, más que de su sapiencia o de la convergencia de intereses.

En reiteradas oportunidades AMLO ha dicho que el corazón de la Cuarta Transformación es la separación del poder político del poder económico, por lo que el vínculo con el CAE parecería una contradicción y hasta una claudicación política. Suena como si los liberales durante la Reforma se hubieran asesorado de obispos y arzobispos para la separación del Estado y la Iglesia. Y quizás sí puesto que en una lectura simplista y maniquea rodearse de consejeros accionistas o ejecutivos de importantes corporativos resulta un contrasentido, no así si pensamos la ecuación en términos de negociación política para la construcción de alianzas de coyuntura. En esta tesitura no parece absurda ni desmedida la iniciativa del CAE, habida cuenta los recelos que habitan tanto en importantes grupos empresariales como en destacados contingentes de la izquierda morenista. Se trata, a fin de cuentas, de trazar rutas de negociación-acción para destrabar innumerables problemas que aquejan al país, particularmente en el ámbito del desarrollo económico.

Pongamos por caso el posible incremento a los salarios mínimos, tema vedado durante los últimos cuatro o cinco sexenios debido al terror inflacionario. En el corto plazo puede ser una medida que en efecto empuje la inflación al alza, pero al mismo tiempo amplía el mercado interno y con ello el crecimiento “hacia adentro”, prácticamente ausente en los gobiernos neoliberales mexicanos. Sin desdeñar la globalización y el incremento del comercio exterior, el crecimiento a través de la expansión del mercado interno podría ser una estrategia lo suficientemente sólida como para atenuar los posibles efectos negativos del incremento salarial. Pero esa medida requiere construir los consensos políticos pertinentes a efecto de potenciar sus beneficios y menguar sus negativos. En esta lógica no parece insensato buscar una alianza con el sector empresarial a través de una instancia como el CAE.

Por otra parte, es necesario considerar que la propuesta de construir el Consejo Asesor Empresarial surge en el contexto de la relativa incertidumbre en los mercados derivada de la cancelación del NAICM. A decir verdad, ni ocurrió la anunciada hecatombe financiera ni el país se perdió en el océano de la especulación, si bien la Bolsa Mexicana ha acusado ciertas pérdidas en días recientes (en gran medida debidas a la indefinición de la política monetaria del Banxico, la zozobra por la posible modificación a las comisiones bancarias y al errático comportamiento de Wall Street). En este escenario, la creación del Consejo Asesor Empresarial tendría que leerse como parte de una estrategia de negociación para sacar avante los puntos clave de la agenda de la Cuarta Transformación en los mejores términos posibles.

El país requiere que la economía crezca y distribuya sus beneficios con equidad y justicia. En un contexto capitalista el principal agente del desarrollo económico es la empresa en tanto agente de innovación, por lo que se convierte en un actor clave para la superación de la pobreza; en otras palabras: la construcción de un país más justo se logra con desarrollo económico en el que el muy amplio sector empresarial tiene un rol decisivo.

Y aquí residen mis dudas sobre el CAE puesto que desconozco su capacidad de interlocución con el enorme y abigarrado sector empresarial mexicano. Los ochos empresarios que forman el CAE ¿están en posibilidades de hacer escuchar a AMLO las necesidades, reclamos e inquietudes de los empresarios mexicanos? ¿De los agricultores? ¿De los comerciantes al detalle? ¿De las empresas de base científica y tecnológica? ¿De los exportadores? ¿De las mujeres empresarias?

Las preguntas quedan en el aire.

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Comentario 1
  • Guillermina Franco Mendez

    Los retos del señor Andrés Manuel, es empezar de cero en casi todos los ámbitos, es cambiar una cultura y tiene que tomar asideros de donde sea, lo que destaca, parece ser que estos empresarios se ofrecieron y el presidente electo no es tonto, asi es que sabe debe andarse "con cuidado" con el adversario, digo yo con el enemigo, yo espero que sea para bien.

    Responder
    19 noviembre, 2018

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