El poder y los símbolos (Margensur)

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Alejandro Saldaña Rosas

Académico. Director de Desarrollo Económico del H. Ayuntamiento de Xalapa, Ver.

Twitter: @alesal3 / Facebook: Alejandro Saldaña

 

El poder y los símbolos

                                                                                                                                    El ser humano es un ser simbólico

                                                                                                                                                                       Ernst Cassirer

                                                                                   

Los vaticinios catastrofistas que auguraban el colapso de la economía mexicana por la cancelación del NAICM quedaron a deber puesto que ni el dólar se fue a los 23 pesos, los inversionistas no huyeron en tropel ni el sistema financiero internacional le dio la espalda al país; en otras palabras, “los mercados” (neoliberal petate del muerto) reaccionaron con timidez y su nerviosismo no alcanzó a convertirse en tendencia. Pasadas las primeras 48 horas de cierta zozobra las condiciones en que ha venido operando la economía mexicana regresaron a su cauce digamos mediocremente normal.

    Sin embargo la cancelación del NAICM ha generado enorme escozor en analistas, comentaristas, empresarios, gente de la farándula, ejecutivos con ínfulas de millonario y empleados con aspiraciones de ascenso en el escalafón. Su irritación ha hecho que algunos indignados convoquen a una marcha en la Ciudad de México contra la cancelación del aeropuerto en Texcoco y en “defensa del estado de derecho” (según dicen), lo que ha dado lugar a uno de los hashtags más hilarantes de los últimos días: #ConsignasParaLaMarchaFifí. La chunga tuitera desatada quizás inhiba a más de uno a participar en la marcha del 11 de noviembre, y si no lo hace espero que los organizadores tengan la capacidad de convocatoria suficiente para encauzar el malestar que acusan algunos sectores sociales que se sienten agraviados. Bienvenido el disenso y la protesta que en el contexto de la Cuarta Transformación seguramente serán frecuentes.

    Si la catástrofe económica anunciada no ocurrió e inclusive contratistas del aeropuerto se reunieron con AMLO sin aspavientos ni complicaciones (https://www.sinembargo.mx/31-10-2018/3491514 )   para redefinir las relaciones comerciales, cabe preguntarnos porqué la cancelación del proyecto en Texcoco ha causado niveles de encono y furia que serían risibles de no ser francamente peligrosos. En efecto, el racismo, el clasismo, los prejuicios y la discriminación que exudan los sectores sociales más rancios y privilegiados y particularmente aquellos beneficiados por la corrupción de los últimos gobiernos, pueden devenir en movimientos de extrema derecha y protofascistas de alto riesgo para el gobierno de López Obrador y sobre todo, para México. 

    El odio advertido en estos grupos sociales no tiene que ver tanto con los efectos económicos (nimios) de la cancelación del NAICM como con el contenido del mensaje político enviado al país y sobre todo a las élites. López Obrador lo ha dicho en estos términos: “Así como Juárez separó al Estado de la Iglesia, ahora vamos a separar al poder económico del poder político”. En esta tesitura, tanto la encuesta aplicada (con muchos problemas metodológicos en su diseño, ejecución y validación) como la consecuente decisión de la cancelación del AICM tienen un enorme valor simbólico en la medida en que por primera vez desde hace muchas décadas se asume una decisión a contrapelo de los intereses económicos de los grupos de mayor poder en el país. El mensaje es bien claro, AMLO gobernará para todos, pero como lo ha dicho insistentemente desde hace años: “por el bien de todos, primero los pobres.”

    El ejercicio del poder es imposible sin los símbolos; es más, el poder se ejerce a través de los símbolos (y los símbolos pueden ser muy poderosos), de allí que cada mensaje, cada gesto, cada palabra dicha y no dicha, cada guiño son constitutivos de un discurso. El discurso del poder, precisamente. Y si alguien sabe del poder de los símbolos es precisamente Andrés Manuel López Obrador, no por nada el político más admirado y repudiado en México en los últimos veinte años. La animadversión y hasta el odio que concita son fundamentales para la construcción de su discurso, al punto de que sin detractores posiblemente la fuerza del Presidente electo sería mucho menor e inclusive nunca habría ganado –nuevamente- la elección (toda vez que ahora el fraude no les alcanzó).

    El discurso de AMLO tiene varias capas de significación: la austeridad que pregona y con la que se conduce, por ejemplo. Desde luego que su gobierno enuncia, desde la campaña misma, que las finanzas públicas se orientarán hacia los sectores más pobres, pero no se trata sólo de una política pública o de un criterio financiero, sino de un discurso productor de significados que forman parte de un movimiento político. Así, los símbolos de la austeridad (viajes en aerolíneas comerciales, en coches convencionales, sin escoltas, comiendo en modestos restaurantes o fondas de carretera) son fundamentales en la construcción simbólica del poder de AMLO. Ahora bien, este poder sería impensable sin las “benditas redes sociales” que se han encargado de construir resignificar y fortalecer su discurso. En esta tesitura y para los tiempos que corren podemos afirmar que un político sin muy activas redes sociales es un político sin discurso, sin símbolos. Y por ende expuesto y sumamente frágil.

    La furibunda reacción ante la cancelación del NAICM también tenemos que leerla en términos simbólicos: es la reacción por la pérdida del monopolio del poder. Si algo ha enfurecido a los detractores de la consulta –más allá de las apostillas metodológicas- es justamente el hecho de preguntar a legos sobre temas supuestamente reservados a doctos, porque ahora han salido miles de conocedores de aeronáutica, verdaderas cucarachas de aeropuerto, cuya sapiencia está fundada en algunas experiencias  de tipo “viaje ahora y pague después”. Que “el pueblo” no viaje en avión no es un dato para enorgullecerse, ni tampoco para denostar desde una supuesta superioridad de clase. 

    El aeropuerto de Texcoco no va, pero desconozco si en su lugar el lago de Texcoco en su derivación del vaso regulador Nabor Carrillo tendrá mejor vida que la exánime que ahora muestra: sería lamentable que el lago se quedara en proyecto lleno de buenas intenciones pero sin las decisiones oportunas y adecuadas para cumplir con las expectativas. 

    Lo cierto es que la Cuarta Transformación anunciada por AMLO ha logrado sortear un obstáculo de gran calado y se encamina a construir un poder completamente diferente al ejercido en México durante todo el siglo XXI y buena parte del XX. Si el poder se ejerce a través de los símbolos y los símbolos son expresiones del poder, la Cuarta Transformación ha iniciado a tambor batiente.

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Comentario 1
  • Guillermina Franco Mendez

    Hay algunas cuestiones que molestan de la derecha recalcitrante, nos ofenden a los que votamos por el NO al aeropuerto de Texcoco, resulta que en el face de Guillermina llegaron videos y gráficos de personas conocidas y confiables, en los que nos explicaban lo que dañaría, no tán sólo en ecocidio, sino el fondo que es pérdida de identidad, pueblos originarios que son parte fundamental de nuestras raices, la vida comunitaria, etc. leímos todo lo que nos llegó, no somos manipulados por AMLO, de mi parte aunque sea Amloista y no pertenecer a MORENA no acepto que se me manipule, este espacio tiene a personas muy politizadas, que y no tan facilmente nos engañan, el capitalismo está enojado porque les ganamos ésta partida, la consulta aún con toda su deficiencia, tuvo una respuesta magnifica, que a muchos nos llena de satisfacción, que ademas nos unió a urbanos con originarios de los pueblos. fuímos uno solo, para decir ¡ya basta!

    Responder
    5 noviembre, 2018

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