Jóvenes Construyendo el Futuro (Margensur)

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Alejandro Saldaña Rosas

Académico. Director de Desarrollo Económico del H. Ayuntamiento de Xalapa, Ver.

Twitter: @alesal3 / Facebook: Alejandro Saldaña

 

 

Jóvenes Construyendo el Futuro

 

El título de este artículo es el nombre de uno de los programas de mayor trascendencia del gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Otorgar becas a jóvenes entre 18 y 29 años para que permanezcan en la escuela o para que se capaciten laboralmente es la intención del programa, cuyos alcances son de mucha mayor amplitud que la población a la que va dirigido. Para mayor información y para las inscripciones de los candidatos a las becas siga usted esta liga: https://www.jovenesconstruyendoelfuturo.mx

El programa tiene dos modalidades: i) por una parte, becas de $2,400 pesos mensuales para jóvenes que concluyeron el bachillerato y desean continuar estudiando la universidad; se darán 300 mil becas a jóvenes de escasos recursos, mientras cursan estudios superiores, el programa será coordinado por la Secretaría de Educación Pública; ii) la segunda modalidad son becas de $3,600 pesos mensuales hasta por un año para capacitar a 2.3 millones de jóvenes; programa al cargo de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, que vinculará a los becarios con centros laborales para su capacitación y posible inserción. Las dos modalidades del programa apuntan en la misma dirección: insertar a 2.6 millones de jóvenes en la universidad o en el trabajo previa capacitación.

Los recursos para cumplir con el programa Jóvenes Construyendo el Futuro son enormes: 720 millones de pesos para la modalidad de becas de estudios y 8,280 millones para las becas de capacitación para el trabajo. En total, 9 mil millones de pesos sólo en el primer año para atender a 2.6 millones de jóvenes. Mucho dinero, desde luego, pero nunca mejor invertido que en apoyar a los jóvenes y con ello, aprovechar al menos parcialmente el bono demográfico del país. De no aprovecharse en los próximos años el bono demográfico, en unos años más el tamaño de la población en situación de pobreza será enorme y con muy pocas posibilidades de salir de ese cerco.

La apuesta de AMLO por los jóvenes queda de manifiesto toda vez que no sólo se trata de entregar las becas: el programa se complementa con acciones de tutoría por parte de empresas, sector público y sector social, por el acceso a los servicios médicos del IMSS y por el acompañamiento cultural de los beneficiados. Hay toda una estrategia para el seguimiento y evaluación de los becarios, los tutores y del mismo programa. De esta forma se busca que 2.6 millones de jóvenes pasen de una situación de total abandono al no poder acceder a la escuela ni al trabajo, a su inserción social mediante el estudio y la capacitación laboral.

El programa Jóvenes Construyendo el Futuro, de ser exitoso (y no se ve por dónde pueda fracasar), tendrá repercusiones en dos de los ámbitos de mayor rezago en nuestro país: la seguridad y la economía.

En la seguridad por cuanto 2.6 millones de jóvenes sin posibilidades de estudios ni de trabajo, tendrán opciones de inserción social ya sea a través de concluir estudios superiores o bien a través de la capacitación para el trabajo. En otras palabras, estamos hablando de que 2.6 millones de jóvenes que no tenían ninguna opción de futuro y por ende eran carne de cañón de la delincuencia, o de la economía informal, ahora podrán construirse una alternativa de vida mediante la inserción social derivada de la formación universitaria o de la capacitación laboral; en ambos escenarios ganan los jóvenes, sus familias y gana la sociedad.

En la economía debido a que el sector productivo requiere de personal capacitado para incrementar su productividad y su competitividad. Las empresas en México necesitan personal calificado en muy diversos ámbitos: soldadores, torneros, electricistas, mecánicos, laboratoristas, expertos en mecatrónica, técnicos en informática, paileros, por mencionar algunos. Me parece muy atinado que el mayor número de becas se dirijan a la capacitación para el trabajo por tres razones básicas: en primer lugar porque son estudios que no requieren muchos años de formación, lo que facilita el rápido ingreso de los jóvenes al trabajo formal; en segundo lugar porque las empresas, el sector público y el sector social demandan técnicos especializados que den respuesta a problemas productivos, ambientales, urbanos, etc. bien específicos; en tercer lugar porque esa fuerza laboral capacitada es crucial para incrementar la competitividad de las diversas regiones del país.

Pero más allá de los números y de los objetivos del programa hay que subrayar que se trata de la posibilidad de cambiar la biografía de muchísimas personas, muchas más que las de los 2.6 millones de chicas y chicos a los que se dirige. Me explico a través de mi propia historia de vida:

Soy clasemediero de nacimiento. Mi familia es típica de la clase media que se benefició del llamado “milagro mexicano” de los años sesenta y setenta gracias al trabajo de mi padre (durante más de treinta años) en un banco. Mi padre alcanzó el último aliento del proyecto cardenista: fue beneficiado con una beca de estudios, lo que le permitió ingresar a la Escuela Superior de Economía del IPN. Sin esa beca jamás hubiera podido formarse como economista y a la postre trabajar en el sistema bancario mexicano (en expansión en aquellos años). Esa beca cambió radicalmente su biografía, la de mi mamá (contadora, también del IPN), la de mi hermano, la mía y la de nuestras respectivas familias. Obviamente hay muchos otros determinantes de nuestra historia, pero esa beca que mi padre obtuvo gracias al proyecto educativo de Lázaro Cárdenas es absolutamente crucial en la trayectoria biográfica de mi familia.

En la posibilidad de dar un giro positivo en la vida de las personas –jóvenes en este caso- y sus familias radica la esencia y la relevancia de las políticas públicas. Andrés Manuel López Obrador ha llamado a la cuarta gran transformación del país: el programa Jóvenes Construyendo el Futuro apunta en esta dirección.

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