Don Trino y Ostula

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Raúl Romero Gallardo

Sociólogo y latinoamericanista. Miembro de la Red de Artistas, Intelectuales y Movimientos Sociales en Defensa de la Humanidad.

@cancerbero_mx

Don Trino y Ostula[1]

 

El 6 de diciembre de 2011, hace cuatro años, fuimos testigos del terror y la barbarie que el Estado mexicano ha impuesto como norma al pueblo nahua de Santa María Ostula, ubicado en la sierra-costa del estado de Michoacán.

En aquellos días, miles de personas en todo el país nos movilizábamos en torno al Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad (MPJD) para exigir justicia para las víctimas y alto a la guerra contra el pueblo. A estas demandas se sumaron también diversos pueblos indígenas para los que la guerra no es un asunto de diccionarios sino una dolorosa realidad. Ahí estaban, por ejemplo, la palabra firme y los pasos solidarios del EZLN, las fogatas de Cherán, el dolor convertido en dignidad rebelde de Acteal, la sabiduría ancestral de los wirraritari y la histórica resistencia de los nahuas de Santa María Ostula.

Como parte de las diversas acciones emprendidas por el MPJD, se organizó una caravana de observación y solidaridad a la comunidad de Ostula. La caravana coincidiría con una consulta interna que tenía por objetivo ratificar la decisión de defender las tierras comunales en el marco del diálogo con el gobierno federal para la solución del conflicto agrario con  los “pequeños propietarios”.

La caravana partió de la Ciudad de México el 5 de diciembre de 2011 y viajábamos en ella periodistas, activistas sociales, académicos, integrantes del MPJD y José Trinidad de la Cruz, Don Trino.

La caravana nunca llegó a su destino. En su trayecto fue abandonada por la patrulla de la policía federal que “resguardaba” nuestra  seguridad y luego fue emboscada por un grupo armado que nos secuestró durante aproximadamente 40 minutos. Durante ese tiempo, nuestros secuestradores nos mantuvieron tirados bocabajo. Un par de ellos nos vigilaban apuntándonos con sus armas, mientras los otros torturaban a Don Trino.

Al paso de ese tiempo nos dejaron ir a la mayoría. Nos dieron instrucciones de qué ruta tomar y nos dejaron claro que nos seguirían hasta llegar a determinado punto. Don Trino no venía con nosotros, a él siguieron torturándolo y luego lo asesinaron. Su cuerpo sin vida fue localizado un día después.

Don Trino era uno de los líderes más comprometidos de Ostula, lucha que desde el año 2008 hasta la fecha ha cobrado la vida de 34 comuneros, entre ellos Pedro Leyva, quien era miembro de la Comisión por la Defensa de los Bienes Comunales, integrante de la Guardia Comunal y representante de la comunidad de Santa María Ostula frente al MPJD.

La guerra desatada contra Ostula es parte de un conflicto que involucra a corporaciones nacionales y trasnacionales, grupos criminales como los Caballeros Templarios, y a los gobiernos municipales, estatales y federales que, solapando el acoso y asesinato de comuneros, lograron que el terror se convirtiera en método de control y despojo.

Tras la muerte de Don Trino siguieron dos años en los que el exilio fue la constante para cientos de familias que se alejaban para proteger su vida. Esta violencia permitió el saqueo de maderas preciosas y minerales de los territorios comunitarios indígenas y campesinos de la región, sobre todo en los municipios de Aquila, Coahuayana y Chinicuila. El despojo mediante violencia y la utilización de maquinaria del gobierno municipal, el transporte y posterior exportación de lo saqueado a través de los puertos de Lázaro Cárdenas y Manzanillo, era lo cotidiano.

El hostigamiento, la represión y la violencia generalizada operada desde los órganos del Estado y los grupos narcoparamilitares, han buscado debilitar la organización y defensa de la madre tierra. También es parte de esa estrategia la agresión del Ejército Mexicano ocurrida el día 19 de julio del 2015, cuando militares abrieron fuego en contra de comuneros de Ostula en el municipio de Aquila y asesinaron al niño Hidelberto Reyes García, de 12 años de edad.

La anterior agresión fue parte del operativo que siguió a la detención del comandante de la policía comunitaria de Ostula, Cemeí Verdía Zepeda, quien ha sobrevivido a dos atentados ocurridos en diciembre de 2014 y mayo de 2015 y hoy permanece preso en el penal de Mil Cumbres, en Morelia, Michoacán.

En estos momentos la comunidad de Santa María Ostula mantiene un bloqueo en la carretera costera para exigir que el gobierno cumpla su palabra de atender las exigencias de paz, justicia y seguridad, comenzando por la liberación inmediata y sin condiciones del comandante Cemeí Verdía.

Con rabia y dolor recordamos a Don Trino, compañero de batalla de Cemeí desde los tiempos más oscuros y peligrosos de esta histórica lucha. Lo recordamos en medio de la guerra que no para y que, pese a las medidas cautelares dictadas a favor de la comunidad por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en septiembre de 2010, sigue cobrando víctimas.

La lucha de los pueblos nahuas de la sierra costa de Michoacán es para que Ostula no vuelva a ser ese espejo de muchos lugares dolidos del país, donde es imposible distinguir quién es el criminal, quién el empresario y quién el gobierno; espejo con el que nos encontramos aquel 6 de diciembre de 2011.

Recordamos a Don Trino como un hombre valiente al que paramilitares con la complicidad del Estado asesinaron para golpear esta resistencia histórica con miras a terminar con ella, objetivo que hoy se sigue buscando con la detención del comandante Cemeí Verdía Zepeda y la amenaza de desarticular el trabajo de los policías comunitarios de Ostula y de la región sierra-costa.

Con la memoria a flor de piel y los corazones llenos de rabia, pero también con la esperanza de que Ostula nos enseña que otro mundo es posible cuando se construye con tanto amor a la vida que se está dispuesto a dar la propia para defender la vida colectiva, hoy seguimos exigiendo alto a la guerra y justicia para don Trino y para todo el pueblo de Ostula.

 

[1] Basado en el pronunciamiento colectivo A cuatro años del asesinato de Don Trino en Ostula

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Comentario 1
  • valeria vega

    Gracias por compartirnos sus experiencias por fomentar el respeto y la tolerancia!

    Responder
    12 diciembre, 2015

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