México también separa y trata como criminales a niños migrantes, revela Unicef
Paola Atziri Paz
En busca de encontrar seguridad y bienestar en Estados Unidos, Isabel, que tenía 13 años en 2016, intentó atravesar México a lado de su familia, luego de que su padre fue amenzado de muerte en su comunidad Santo Tomás, uno de los municipios más violentos de San Salvador. Sin embargo, antes de llegar a Monterrey, unos oficiales de la policía detuvieron el autobús y se subieron en busca de migrantes indocumentados, en ese momento separaron a Isabel de su familia, "la dejaron abandonada en un país desconocido, con personas desconocidas y sin tener ni idea de cómo llegar a casa". Un mes después de vivir en un refugio para niños en Reynosa fue retornada sola a su país de origen.
Sus padres y hermana lograron llegar a Virginia, Estados Unidos, desde allá le pidieron a la tía de Isabel que la llevará de nuevo con el coyote que los había cruzado. Tres meses después de su deportación intentó por segunda ocasión huir de las conidciones en las que vivía y reunirse con su familia.
Isabel logró llegar hasta la Ciudad de México, donde las autoridades de inmigración volvieron a detenerla. “Nos atraparon cuando estábamos saliendo de Ciudad de México (...) me llevaron a un lugar donde la comida a veces tenía gusanos y moscas muertas, así que no me gustaba comer”. Pasados otros tres meses, volvieron a deportar a Isabel a El Salvador.
Este, es uno de los testimonios que publicó este jueves la Unicef en su informe “Desarraigados en Centroamérica y México. Los niños migrantes y refugiados se enfrentan a un círculo vicioso de adversidad y peligro”. En él señaló que hay centros de detención en México donde no se permite a los niños salir para hacer uso de servicios ni con fines de ocio, ni siquiera en casos en los que el proceso de determinación de su condición de migrantes o refugiados es largo y los niños permanecen semanas o meses detenidos en estascondiciones.
“En un corte de carretera de la policía, un oficial que llevaba una pistola me sacó del vehículo”, dice Eric.
“Lo primero que dijo fue: ‘niño, baja del autobús, por favor’. Yo me bajé. Me trataron como a un delincuente. Trataron a un niño de nueve años como a un delincuente, apuntándome la cabeza con una pistola. Yo temblaba de miedo”.Eric, hondureño de 18 años de edad, buscaba a lado de su madre y hermana llegar a EUA para tener nuevas oportunidades. Hoy Eric vive en Honduras y se hizo cargo de su hermana, su mamá logró cruzar las fronteras.
De acuerdo con la Unicef, para muchas familias del norte de centroamérica migrar a México o a los Estados Unidos es la única vía que pueden imaginar para escapar del tormento de la pobreza, violencia y falta de oportunidades tanto para estudiar como para trabajar en sus países. Un 74 % de los niños de Honduras viven en hogares clasificados como pobres, 68 % en Guatemala y un 44 % en El Salvador. Cabe selarar que un 63 % de los niños migrantes guatemaltecos interceptados en México y en Estados Unidos pertenecen a comunidades indígenas que son pobres.
Otro de los factores importantes que señaló el organismo fue la violencia en esas entidades, por ejemplo, en promedio aproximadamente un niño se convertía en víctima de homicidio cada día entre 2008 y 2016 en Honduras. De igual fomra en El Salvador, donde 365 niños fueron asesinados en 2017.
Muchas veces los migrantes para evitar ser detenidos recurren a los coyotes (traficantes humanos) o escogen rutas informales), con lo que se exponen a un peligro mayor de ser víctimas de explotación, abusos, ataques y extorsión por individuos o bandas organizadas. El informe señaló que los niños no acompañados y las mujeres son quienes asumen más riesgos.
Sin embargo, la mayoría de las veces el infierno que viven los migrantes no termina cuando son detenidos y repatriados, ya que regresan a las mismas condiciones e incluso peores de las que salieron huyendo. “Existen muchas dudas acerca de cómo toman las autoridades de inmigración la decisión de repatriarlos y si esas decisiones redundan en el interés superior de los migrantes, especialmente de los niños. En cualquier caso, una vez tomada la decisión, es evidente que resulta más complejo reintegrar a los migrantes en sus comunidades de forma segura que el simple hecho de enviarlos a casa", señaló la Unicef.
Migración en cifras
El informe de la Unicef reveló que en 2017, alrededor de 18 mil 300 niños y adolescentes de El Salvador, Guatemala y Honduras fueron detenidos en México. Y de enero a abril del 2018, han sido detenidos 9 mil 995 menores.
Asimismo, los datos revelan que casi 60 mil niños migrantes estuvieron retenidos en centros de detención entre 2016 y 2017.
Pese a los programas conjuntos entre EUA y México, como el Plan Frontera Sur para regular la migracion del norte de Centroamerica, desde octubre de 2017 hasta junio de 2018, al menos 286 mil 290 migrantes fueron interceptados en la frontera suroeste de los Estados Unidos; de ellos, 37 mil 450 eran niños no acompañados y 68 mil 560 eran unidades familiares.
La cifras cada día van en aumento y aún no hay políticas que se preocupen por el bienestar y derechos humanos de los migrantes, incluidos niños y niñas. Las detenciones y malos tratos por parte de las autoridades migratorias puede perjudicar gravemente su bienestar físico y psicológico, constituye una violación de sus derechos y debería evitarse a toda costa apuntó la Unicef
Finalmente, el organismo aseguró que "la detención de migrantes no puede justificarse únicamente porque un niño no esté acompañado o haya sido separado de su familia y, cuando el niño síva acompañado, la necesidad de mantener unida a la familia tampoco justifica la detención del menor".
