En medio de la crisis, se cumplen 39 años de la Revolución Sandinista en Nicaragua
Jaqueline Jiménez
En medio de la crisis en Nicaragua, este jueves se cumplen 39 años de la Revolución sandinista que puso fin al régimen de los Somoza, encabezada por Daniel Ortega.
En 1979, Ortega fue partícipe de las manifestaciones lideradas por el Frente Sandinista de Liberación Nacional, que tomó su nombre del antiimperialista Agusto Sandino, para derrocar la dictadura de Anastasio Somoza Debayle y la dinastía Somoza, que gobernó Nicaragua por más de 40 años.
A casi cuatro décadas de ésta revolución, Nicaragua enfrenta hoy la peor crisis política de su gobierno, la más violenta desde 1980. Aquel joven guerrillero que dirigía una revolución donde se buscaba acabar con la pobreza en su país, ha sido opacado bajo la sombra de un régimen opositor. Daniel Ortega dio un paso atrás hacia la democratización del país y ha roto el orden constitucional.
“Nicaragua vive el horror de un gobierno que, enquistado en el poder, reprime severamente una ola de protestas civiles hasta convertirlas en un enfrentamiento civil asimétrico entre fuerzas policiales, parapoliciales y grupos irregulares sandinistas de apoyo al gobierno, frente a grupos de estudiantes y manifestantes civiles que se protegen con medios artesanales”, dice Open Democracy.
Al igual que Somoza, Daniel Ortega ha distribuido parte de la riqueza de su nación e influencias de su familia, los crecientes niveles de pobreza y la muerte de los ciudadanos, dejan ver que Nicaragua se encuentra en una crisis política, social y económica.
Con la destrucción de símbolos sandinistas como la quema de sus banderas rojas y negras en plazas públicas o el derribo de los “árboles de la vida”, puestos por la vicepresidenta y esposa de Ortega, Rosario Murillo, muere también la causa e ideales que buscaba el sandinismo.
Hoy Nicaragua vive un régimen opositor. La incansable lucha que se llevó por poner fin a una dictadura se transformó en un gobierno que ha tomado las calles a través de paramilitares y las manifestaciones en contra de ésta represión han causado la muerte de más de 300 ciudadanos, muertes que en tan sólo tres meses, Ortega carga sobre su espalda.
