Don Miguel: compañero y referente

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Raúl Romero Gallardo

Sociólogo y latinoamericanista. Miembro de la Red de Artistas, Intelectuales y Movimientos Sociales en Defensa de la Humanidad.

@cancerbero_mx

Don Miguel: compañero y referente

En 2011 conocí al Dr. Miguel Concha Malo. En realidad ya sabía de él y su trayectoria desde varios años atrás. Compañeros y compañeras que han pasado su vida luchando me habían contado muchas historias sobre él. Así supe, por ejemplo, que don Miguel fue el orador principal en la histórica marcha del 12 de enero de 1994. Escribo “histórica” porque fue con esa marcha con la que la sociedad civil de México obligó al gobierno de Carlos Salinas de Gortari a decretar un alto al fuego contra el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).

Fue en el desarrollo del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad (MPJD) que entré en contacto con don Miguel, desde luego, no era casualidad que fuera luchando por la paz donde podría encontrarlo, él ha dedicado toda su vida a ello. Ahí pude constatar lo que otros habían descrito: su inteligencia aguda, su humildad de dominico y su espíritu conciliador.

En ese contexto sucedió la siguiente historia.

En septiembre de 2011, el MPJD realizó una caravana para recorrer el sur del país y seguir visibilizando a las víctimas de la guerra. El 15 de septiembre, luego de varios días de viaje, el contingente llegó a Chiapas. Fue ahí donde la caravana tuvo que dividirse en dos partes: una de ellas se quedaría en San Cristóbal de las Casas y la otra viajaría a la comunidad de Acteal. Las razones eran principalmente de seguridad: eran casi las siete de la noche, llovía intensamente y los transportes en los que viajábamos no estaban en las mejores condiciones.

Desde luego, no ir a Acteal no era opción. Visitar ese pueblo que supo levantarse de una de las peores masacres en la historia de México, era una obligación ética y moral. Además, personajes emblemáticos de aquel movimiento -como María Herrera portando las fotos de sus cuatro hijos desaparecidos- deseaban mucho ir a saludar y aprender de “Las abejas de Acteal”.

Uno los primeros en anotarse para viajar a Acteal fue don Miguel. Con sus casi 70 años, él se subió a uno de los transportes y emprendió camino.

Como era de esperarse, la ruta estaba bastante accidentada y los transportes no pudieron llegar hasta la comunidad. Así que las y los caravaneros tuvieron que hacer el resto del recorrido a pie.

Pasaba ya de la media noche cuando por fin la caravana llegó a Acteal. Luego de cenar, tanto los representantes de la comunidad como los integrantes del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad dieron algunas palabras. Entre pláticas, música, café y anhelos nos llegó la madrugada.

El reloj marcaba las 4 am cuando le avisaron a don Miguel que ya era hora de subirse nuevamente a la camioneta. Tenía que estar a las 7 de la mañana en el Caracol de Oventic pues la Junta de Buen Gobierno recibiría a una comisión del MPJD y él era parte de la comisión.

Cuatro horas después, don Miguel estaba en el caracol de Oventic entrevistándose con la JBG. Su rostro reflejaba el cansancio de más de 24 horas sin dormir, pero también había en él una sonrisa discreta.

Cuento esta historia para ejemplificar cómo don Miguel pone toda su energía en la lucha social. Lo mismo puede vérsele dictando una conferencia en la UNAM o en una marcha con los familiares de Ayotzinapa, charlando con sus colaboradores del Centro de Derechos Humanos Fray Franscisco de Vitoria o lanzando iniciativas sociales de articulación política.

Don Miguel es heredero de esa larga tradición de curas que en México y América Latina han optado por los pobres; aquellos que se distinguen porque su palabra siempre viene acompañada de la acción, y la congruencia es algo que los caracteriza.

En días pasados nos enteramos que don Miguel Concha había sido reconocido con el Premio Internacional de Derechos Humanos Emilio F. Mignone, que otorga el Ministerio de Asuntos Exteriores y Culto de la República Argentina. Antes de partir a recibirlo, Miguel Concha expresó: “este premio es un reconocimiento para las luchas latinoamericanas por los derechos humanos, en especial para el pueblo de México. Yo mismo soy parte de las luchas por la liberación de los pueblos, desde la década de los setentas. Ahora, y en medio de la crisis de civilización sin precedente en el mundo, los procesos de defensa de derechos humanos en Latinoamérica, desde abajo y al lado de las víctimas, se convierten en signos de esperanza, y a la vez, en posibilidades para la confluencia de los diversos países en este continente, y generar transformaciones estructurales a favor de los derechos de los pueblos y las personas, sobre todo de aquellas y aquellos que históricamente han sido marginados, explotados y oprimidos”.

En estos tiempos en que la corrupción, la barbarie y el cinismo reinan en México, referentes éticos y morales como don Miguel son indispensables. Su palabra llena de experiencia es una especie de linterna que nos guía en esta oscuridad.

Sirvan estas líneas para sumarnos a las felicitaciones, pero sobre todo para difundir sus andares.

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