J. Jesús Esquivel
Corresponsal de la revista Proceso en Washington
@JJesusEsquivel
Con la corrupción en la mente
Washington – Llegó el momento definitorio para la democracia de México. Los comicios de este domingo, 1 de julio, deben ser definidos como el grito de denuncia de los mexicanos del rechazo absoluto al statu quo de la corrupción y la impunidad.
Nuestras elecciones exigen ser transparentes, justas y pacificas; México no merece menos luego de más de siete décadas ininterrumpidas de un abuso sistemático del PRI, de un sexenio de una presidencia estúpida, de otro de la muerte y del regreso de los priistas a Los Pinos que impusieron como regla el saqueo a las arcas del país y la impunidad para los rateros de cuello blanco sin importar la afiliación política.
Este domingo ante las urnas los mexicanos debemos sufragar con la corrupción en la mente. Sea cual sea su candidato de entre los cuatro que pretenden llegar a la presidencia, el votante debe expulsar la sistematización de la corrupción.
No está en nuestra cultura la corrupción como lo quiso justificar Enrique Peña Nieto; para meter debajo de la alfombra a tantos y tantos casos de corruptos que surgieron a lo largo de su mandato.
Que sea nuestra conciencia y no el deseo que han querido imponer en los votantes los pocos multimillonarios a los muchos millones de mexicanos víctimas de la corrupción, de los compadrazgos y de los favores entre políticos y empresarios; la que decida el futuro de la nación para los próximos seis años.
Votar con la corrupción en la mente es una responsabilidad cívica para rendirle tributo a los cientos de miles de mexicanos que pagaron con su vida los errores de Vicente Fox, Felipe Calderón y Peña Nieto.
Votar con la corrupción en la mente será decirles a los 43 normalistas de Ayotzinapa, no los olvidamos y que, si vivos se los llevaron, vivos los queremos de regreso. Que no deberán quedar sin castigo las flagrantes y constantes violaciones a los derechos humanos cometidas en todo el país por las fuerzas de seguridad del Estado y solapadas por la corrupción gubernamental. Menos de eso no se lo merece México.
Es tiempo de definición, de hacer valer nuestro derecho constitucional con la elección de un gobierno al cual le interesen los muchos y no los muy poco mexicanos que por décadas se han aprovechado de la vulnerabilidad corruptible del sistema para hacerse súper ricos.
Mantengámonos alerta para hacer valer nuestro voto, no estamos libres de otro fraude de magnitudes gigantescas. El gobierno ha dado indicios de que lo intentará por medio de sus operadores y por los que manejan la campaña del elegido por Los Pinos.
Con la corrupción en la mente no olvidemos la historia reciente ni la del siglo pasado que, a nivel mundial colocó a México en los primeros lugares de las naciones corruptas y violentas.
