Hacia el exterminio masivo: el crimen de la colonia Narvarte

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Equipo Bourbaki (*)

El “Equipo Bourbaki” es un grupo de investigadores de diversa proveniencia geográfica y profesional, interesados en conocer qué pasa en México.

 

 

 

El brutal asesinato colectivo en una de las colonias de clase media del Distrito Federal -la colonia Narvarte- el 31 de julio de 2015, en contra de Rubén Espinosa y Nadia Vera, activistas sociales que se refugiaron en el DF, desde Veracruz, ante la escalada de amenazas que habían sufrido, confiados en que podrían estar seguros en ese territorio, aunado a los asesinatos de Yesenia Quiróz, Alejandra Negrete y Mile Virginia Martín, no sólo nos sacude e indigna sino que nos invita a la reflexión en torno al significado de este hecho inhumano para la sociedad local, nacional e internacional.

 

Este asesinato colectivo, que no pudo tener por detrás sólo a tres perpetradores sino, como siempre, una cadena de mando, es decir, una organización para matar, y matar rápida y silenciosamente, expresa un salto cualitativo en la estrategia de exterminio selectivo que ha caracterizado desde décadas atrás al régimen mexicano y no sólo en las maneras de hacerlo sino hacia quiénes. Ahora ya no se mata sólo a quien constituye un peligro sino también a quienes están con el “objetivo del crimen” o son solidarios con él (¿a qué genocidio nos recuerda?). Una escalada más en el terror sembrado.

 

Durante los años noventa, hubo quienes habían ya documentado que dicho exterminio tenía como prioridades a los líderes indígenas y campesinos, sobre todo en Oaxaca, Guerrero y Chiapas, territorios coincidentemente con una abundancia de recursos naturales… y de pobreza. Y ya desde entonces, el Distrito Federal era visualizado como un lugar no seguro, no sólo para periodistas, sino para nadie.

 

El asesinato de la abogada y activista social Digna Ochoa, también en el Distrito Federal, el 19 de octubre de 2001, marcó la ampliación de la prioridad del exterminio selectivo por parte del régimen, no sólo a todo el país sino también hacia los activistas sociales urbanos clasemedieros que se solidarizaban con indígenas y campesinos, en este caso concreto, con los ambientalistas de Guerrero.

 

Estos son sólo algunos de los antecedentes más inmediatos de la estrategia político-militar del régimen mexicano actual que iba conformando entonces, de manera paralela, una ampliación de la oposición política en el poder de gobernar desde el nivel local hasta el de la Presidencia de la República. Esto, a su vez, facilitó y condujo a las alianzas entre partidos políticos que parecían ideológicamente incompatibles.

 

Es entonces cuando el exterminio pasó de ser selectivo a ser masivo (basta recordar la lista de masacres perpetradas recientemente), acompañado de una intensa campaña mediática y compleja para normalizar el nivel de agravio perpetrado contra la sociedad: de hecho, muchos han creído que todos los amenazados, allanados, extorsionados, secuestrados, levantados y asesinados eran delincuentes, retrasando aún más así la toma de conciencia respecto a la mentira institucionalizada, mientras las fuerzas político-militares del régimen no sólo se reforzaban sino se aliaban a nivel local, nacional y transnacional.

 

De ahí la suposición de tantos activistas sociales, entre otros, de creer que quien los amenaza(ba) se circunscribe(ían) al nivel local; de tantos migrantes internos en la búsqueda de seguridad en algún lugar del territorio nacional que les devolvería una tranquilidad ya inexistente hace décadas, por citar algunos ejemplos que han tenido finales dramáticos, como el que nos ocupa en este artículo.

 

Hoy, este asesinato colectivo expresa de manera explícita la coordinación territorial y material nacional y transnacional de las fuerzas político-militares del Estado mexicano aliadas con la muerte, para que no se pongan en peligro los negocios que están en juego, que aún no conocemos del todo.

 

Es hora de que la sociedad, de manera transversal, más allá de las innegables diferencias, incluidos militares, jueces, policías, políticos, profesionistas, obreros, campesinos, indígenas que todavía creemos que otra vida y otra sociedad son posibles, nos unamos local, nacional e internacionalmente. Es el único modo de enfrentar una barbarie que no se queda sólo en México sino que se expande como mancha de aceite en el resto del mundo, configurando un nuevo orden con Estados poderosos y no fallidos, como también se nos hace creer. De lo contrario, este asesinato colectivo no hubiera podido suceder.

 

 

(*) El “Equipo Bourbaki” es un grupo de investigadores de diversa proveniencia geográfica y profesional, interesados en conocer qué pasa en México, teniendo como herramienta básica la construcción de conocimiento que permita contribuir a la humanización de nuestro mundo. Equipo Bourbaki (2011). El costo humano de la guerra por la construcción del monopolio del narcotráfico en México (2008-2009). En: Cuadernos de Marte 2 (octubre) Disponible en: http://webiigg.sociales.uba.ar/revistacuadernosdemarte/revista.html.

 

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