Corresponsal de la revista Proceso en Washington
@JJesusEsquivel
Un charal y dos tiburones
Washington – Si estará mal el sistema judicial y la impunidad que priva en el país, que nos sentimos felices y hasta reivindicados cuando nos enteramos del arresto y procesamiento criminal de Edgar Veytia en Estados Unidos, por vínculos con el narcotráfico.
Siempre ocurre lo mismo, a los políticos criminales y corruptos los tienen que atrapar y castigar en Estados Unidos porque en nuestro México de la impunidad y la injusticia esta clase de delincuentes de cuello blanco son intocables.
Veytia, el fiscal de Nayarit, es una pequeña pizca de toda la podredumbre en el sistema político. Una vez que lo agarraron en Estados Unidos por los delitos que le imputa la DEA, por arte de magia se destapó en Nayarit la cloaca y ahora todo mundo cuenta a los cuatro vientos que Veytia siempre fue un narcopolítico.
Imposible pensar que los nayaritas desconocieran que el narco controlaba a los políticos. Grave es que el presidente Enrique Peña Nieto cierre los ojos a la realidad del país por intereses electorales y vaya usted a saber hasta por qué más.
Es esa impunidad y ceguera la responsable de las decenas de miles de vidas perdidas por la violencia asociada al narcotráfico, desde el “Sexenio de la Muerte” de Felipe Calderón.
El fiscal nayarita no es un pez gordo, es apenas un charal comparado con otros tiburones corruptos ligados al crimen organizado, como los exgobernadores Javier Duarte, de Veracruz; y Cesar Duarte, de Chihuahua.
Seguimos sin entender a la justicia mexicana. Las raterías de estos dos pillos priistas eran conocidas no solo en Veracruz y en Chihuahua, sino en todo el país y en tiempo real, y aun así los dejaron huir. Porque no se les escaparon, dejaron que se pelaran.
Peña Nieto y los demás gobernantes mexicanos de cualquier afiliación política deberían darse cuenta de que la apatía de la ciudadanía hacia ellos y sus actos es porque nadie les cree que no han podido ubicar al par de ballenas narcopolíticas de apellido Duarte.
Claro que si quisieran detenerlos, ese par de criminales ya estaría tras las rejas. La ineficiencia para mentir de nuestros gobernantes es tan inmensa que ahora los mexicanos estamos a la espera de que se haga justicia en otros lados, en el Estados Unidos de Donald Trump, como en el caso Veytia.
Que eficiencia demostraron las autoridades mexicanas cuando en menos de tres días lograron detener a Zafar Zia, el ciudadano estadunidense de origen hindú, quien el 29 de julio del año pasado disparó contra Christopher Ashcraft, un oficial del Consulado de su país en Guadalajara. Casos como éste de eficacia judicial dejan en claro que el gobierno de Peña Nieto sabe dónde están los Duarte. Los dos exgobernadores han dejado un largo sendero de huellas junto a las de sus compinches en el saqueo a sus entidades y sobre sus lazos con organizaciones criminales, de tal manera que para el Cisen su aprehensión tendría que ser pan comido, mayormente cuando lo comparamos con el caso de Zia, quien era un desconocido.
Peña Nieto no podía quedar mal con Estados Unidos; capturó casi de inmediato al agresor de Ashcraft. Con los mexicanos no importa, ya vendrá el momento electoral y político preciso para agarrar al dueto impresentable de los Duarte. A menos que se le adelante la justicia del gobierno de Trump, la cual es posible que, como hizo con Veytia, hasta se saque de la manga un encausamiento criminal contra el exgobernador de Veracruz respecto a sus posibles alianzas con narcotraficantes como Los Zetas, y otro contra el exmandatario de Chihuahua, asociándolo con el Cártel de Juárez y el de Sinaloa.
Nadie en México se sorprendería por ello. ¡Se imaginan! Trump el azote de los narcopolíticos mexicanos. ¡Bad Hombres!
Yolanda Ortiz
Señor Jesús Esquivel, siempre estoy al pendiente de escuchar sus comentarios en Aristegui Noticias; así como escuchar y leer todos los artículos e intervenciones que llego a encontrar de usted. Lo considero un gran periodista, muy objetivo y serio, de los mejores de México. Saludos.