J. Jesús Esquivel
Corresponsal de la revista Proceso en Washington
@JJesusEsquivel
Caudillos partidistas en EU
Washington – La comunidad de inmigrantes indocumentados de México en Estados Unidos se encuentra en un grave estado de vulnerabilidad frente a los ataques indiscriminados, racistas y xenofóbicos de Donald Trump. Es un hecho lamentable, pero no por ello los caudillos partidistas que aspiran a llegar a Los Pinos deben aprovecharse de la comunidad acosada por Trump.
Por un lado Andrés Manuel López Obrador y por otro Margarita Zavala han realizado giras a Estados Unidos para presentarse como los defensores de los migrantes mexicanos.
López Obrador en su visita a El Paso, Texas, anunció que llevaría ante organismos internacionales como la ONU y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) una denuncia contra las políticas antimigratorias de Trump.
Zavala en Washington, por su parte, dijo que defenderá a los migrantes mexicanos con una plataforma de valentía ante el discurso de odio de Trump.
Trump, y en general el gobierno de Estados Unidos, se pasan por el arco del triunfo a la ONU y a la CIDH, a menos que estén interesados en un caso de defensa de los intereses estadunidenses.
Promesas y buenas intenciones es lo que menos necesitan los inmigrantes mexicanos en Estados Unidos. Una denuncia de López Obrador contra Trump en la ONU o la CIDH no sirve de nada.
Un acto humanitario o moral no encaja en la inmoralidad ni en el racismo que caracteriza a Trump. Las mujeres valientes como Margarita pasan desapercibidas.
La trágica realidad es que Trump hará todo lo necesario para cumplir sus promesas de campaña. Deportará con mayor frecuencia y con las prácticas más inhumanas posibles a cuanto inmigrante indocumentado sea detenido. Tal vez no amuralle toda la frontera con México, pero sí edificará el muro del desprecio por varios kilómetros de la región limítrofe.
Caudillos es lo que menos falta le hace a los inmigrantes indocumentados mexicanos en Estados Unidos. Acciones en su defensa es lo que requieren, pero acciones del gobierno de México y no de políticos interesados en conseguir su simpatía desgarrándose las vestiduras con causas perdidas para luego pedir su voto desde los Estados Unidos para los comicios del 2018.
No son López Obrador ni Margarita Zavala la solución al problema llamado Donald Trump. Nadie, solo el Congreso federal estadunidense puede detener o por lo menos suavizar la política antimigratoria del presidente de Estados Unidos. Ningún político extranjero puede hacer nada. De caudillos están cansados y hartos los inmigrantes indocumentados.
Recuerdo que hace unos años, cuando en el Capitolio se analizaban y discutían los proyectos de ley para una reforma integral a las leyes de inmigración, Washington y otras grandes ciudades de Estados Unidos se llenaron de falsos caudillos.
Locutores de radio con apodos de aves y mamíferos desfilaron por el Capitolio abogando por la reforma migratoria. Bueno, hasta la actriz producto de Televisa Lucía Méndez se sintió caudillo de una revolución fracasada. Claro que la mayoría de la comunidad mexicana en Estados Unidos no se sintió representada por esos tan exóticos caudillos. El resultado de ese cabildeo del mundo del espectáculo ya los conocemos.
Los aspirantes a la presidencia de México, del partido que sean, con sus desafíos y retos a Trump pueden provocar incluso un efecto más negativo para los inmigrantes indocumentados. Si Trump se entera de ello, podría reaccionar como Trump, endureciendo más sus políticas para con los inmigrantes mexicanos.
Es el gobierno de Enrique Peña Nieto el que debe salir con una política pragmática a defender a los paisanos, pero hasta eso suena tan absurdo como el pensar que los inmigrantes indocumentados pudieran sentirse representados por Lucía Méndez y toda la fauna de la radio en español de los Estados Unidos.
