La imprescindible esperanza

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Claudia Soriano Segoviano. Psicoterapeuta Gestalt y Psicocorporal

Facebook: Psicoterapeuta Claudia Soriano Segoviano

Email: claudiasoriano@hotmail.com

 

 

 

La imprescindible esperanza

 

 

“¿Quién dijo que todo está perdido? Yo vengo a ofrecer mi corazón”.

Fito Páez

Todas las personas hemos recurrido a invocar a la esperanza para seguir caminando, en momentos en los que la vida nos presenta situaciones difíciles de afrontar. Es esa luz que brilla en los momentos de oscuridad, que nos empuja a creer que las cosas pueden ser diferentes si así lo deseamos.

La esperanza, a diferencia del optimismo, es una emoción; el optimismo es una actitud, y ambas son dos enormes fortalezas psicológicas que nos brindan beneficios en nuestra salud física, emocional y mental. Ambas representan una mirada positiva hacia lo que viene en el futuro, simbolizan nuestro querer creer que algo bueno va a ocurrir y que las cosas mejorarán.

A veces resulta muy difícil pensar que las cosas pueden ser distintas, que nosotros podemos ser distintos, y es entonces el momento de echar mano de la esperanza. Esta surge cuando deseamos y creemos que podemos lograr algo que anhelamos.

La esperanza es una emoción, un estado de ánimo que nos presenta infinitas posibilidades, nos da fortaleza para seguir caminando cuando sentimos que todo está perdido, nos da consuelo en los momentos más difíciles ayudándonos a lidiar con ellos, incluso con los que nos parece imposible sobrellevar. Si no fuera por ella, posiblemente muchos de nosotros no estaríamos vivos.

La esperanza es una inspiración, nos alienta a seguir soñando, creando y a hacer lo que está en nuestras manos para lograr todo aquello que queremos alcanzar en nuestras vidas.

Tener esperanza depende de encontrar causas permanentes y universales para que las cosas emerjan. Cuando elegimos esta manera de pensar y sentir, nos permitimos recuperarnos de las situaciones negativas de manera más rápida.

Proponernos y permitirnos sentir esperanza en nuestra vida nos posibilita obtener mejores resultados en todo lo que hacemos. La esperanza nos impulsa a actuar y a tomar decisiones con motivación. La esperanza siempre está acompañada de emociones positivas como el entusiasmo, la felicidad y la confianza, y eso nos permite ser más amables y amorosos con los demás y, sobre todo, nos ayuda a sentir menos estrés ante los obstáculos de la vida, los cuales vemos más fáciles de superar planteándonos metas y objetivos por alcanzar.

Etimológicamente, la palabra esperanza proviene del vocablo latín “sperare” que significa esperar. Es decir, cuando tenemos esperanza esperamos que algo nuevo se produzca, porque tenemos la convicción de que eso ocurrirá. Cuando sentimos desesperanza, ya no esperamos, y nos abandonamos a un estado de indiferencia sin rumbo alguno en el cual desaprovechamos las oportunidades.

Dice el refrán que la esperanza es lo último que se pierde; incluso, podemos decir que la esperanza es una parte esencial de la vida.

Además del amor, una de las energías más poderosas que residen en nosotros es la esperanza. Viktor Frankl, médico psiquiatra y neurólogo austríaco, creador de la Logoterapia, estudió a fondo el sentimiento de esperanza, aprovechando su estancia como prisionero en un campo de concentración nazi. Comenta en sus escritos que, de vez en cuando, recibían por los trabajos realizados en el campo unos cupones de premio, que podían canjear por cigarros. Dichos cigarros, a su vez, se podían canjear por raciones de sopa, lo que era un alivio para el estado de inanición que padecían. Frankl comprobó que cuando sus compañeros en el campo de concentración ya no cambiaban los cigarros por alimentos, mostraban una señal inequívoca de que habían perdido la esperanza y la voluntad por vivir y sólo querían disfrutar de sus últimos días. Una vez entrados en este estado, difícilmente se recuperaban psicológicamente, aunque no muriesen.

En terapia, hablando de esperanza, esta está presente tanto en el terapeuta como en la persona que recibe terapia. La persona que asiste a terapia viene con la esperanza de cambiar lo que no le tiene satisfecho, y el terapeuta, de entrada, confía plenamente en la posibilidad de que quien llega a terapia viene a modificar su realidad.

Es muy probable que en la infancia hayamos aprendido a no esperar mucho de la vida. Y si ese es tu caso y cuando me lees te identificas, entonces es el momento de empezar a modificar tu realidad creyendo que es posible alcanzar lo que quieres lograr con mucha más fuerza de la que has tenido hasta hoy.

Si en tus momentos más obscuros sientes que no tienes esperanza, busca apoyo. Seguramente quien te observa desde fuera puede decirte las cosas que necesitas y no puedes ver para ayudarte a sentir esperanza.

Si deseas iniciar un proceso terapéutico llama o mándame un whatsapp al 5522558651. Me encantará poder acompañarte.

 

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