La heroína en EU y las armas para México

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J. Jesús Esquivel

Corresponsal de la revista Proceso en Washington

@JJesusEsquivel

Washington – El consumo de heroína en los Estados Unidos no solo se ha disparado, haciendo más ricos a los cárteles del narcotráfico de México, y en especial al de Sinaloa, sino que es ya una epidemia que está matando a miles de personas y de la cual nadie quiere hablar porque equivaldría a admitir que Washington sigue perdiendo la guerra contra las drogas.

 

El costo de las metanfetaminas y la dificultad para obtener medicinas controladas o recetadas llevó a los estadunidenses adictos a las drogas a buscar una alternativa y la encontraron en la heroína mexicana: “la cafecita”, como se le conoce en el mercado.

 

Los cárteles de México al darse cuenta de la creciente demanda empezaron a meter más heroína a Estados Unidos y le bajaron el precio, táctica astuta de mercado que les ha rendido ganancias por cientos de millones de dólares en los últimos tres años.

 

En cualquier calle de la ciudad de Phoenix, Arizona, que es una de las más afectadas por el consumo de heroína, “un tiro” de esta droga se puede conseguir hasta por menos de cinco dólares. Obvio, de muy mala calidad y con un altísimo riesgo para la salud del consumidor.

 

La “cafecita” no solo es altamente adictiva y mortal, es una mina de oro para el Cártel de Sinaloa que con las ganancias que obtiene con su venta en Estados Unidos ha modernizado su arsenal, que le llega desde el norte. Pistolas y armas de todo tipo y calibre, y lanzagranadas, entre otro armamento de guerra.

 

El gobierno de Barack Obama se ha destacado por su incompetencia para contener la demanda y consumo de drogas, pero nadie habla de esto y menos de la epidemia de heroína que está matando a miles de estadunidenses.

 

Por ejemplo, entre 2011 y 2013, de acuerdo con las más recientes estadísticas del Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), en Estados Unidos se triplicó el consumo de heroína. En 2013, como lo difundió la Administración Federal Antidrogas (DEA), murieron 8 mil 200 estadunidenses a causa de una sobredosis de heroína. Cifra que, aunque alarmante y atroz, pasó olímpicamente desapercibida.

 

Los medios de comunicación nacionales ni cuenta se dieron o, si lo vieron, decidieron tal vez no difundirlo porque la mayoría de los muertos por sobredosis de heroína son jóvenes anglosajones.

 

Los malos o malosos favoritos en Estados Unidos son los afroamericanos, o sea, los negros, y también los hispanos.

 

El estudio de la CDC descubrió que el 61% de los consumidores de heroína había usado anteriormente por lo menos otros tres tipos de narcótico; que los estadunidenses que corren riesgo de caer en la adicción a la heroína, no son hispanos, sino sajones varones de entre 18 y 25 años de edad y con un ingreso anual de máximo 20 mil dólares. Es decir, los blancos pobres.

 

La investigación científica y médica de la CDC concluye que las personas que han consumido medicinas controladas y metanfetaminas como método de drogadicción, están 40 veces más en riesgo de convertirse en adictos a la heroína. Los que consumieron cocaína, 15 veces; y los que fumaron mariguana, tres veces.

 

La pregunta que todo mundo se hace en Estados Unidos es ¿por qué el gobierno de Obama no está diciendo ni haciendo nada al respecto? La respuesta puede ser porque se desquebrajaría aún más la autoridad moral de Washington para buscar responsables fuera de sus fronteras, por el inagotable consumo de drogas de sus ciudadanos. O porque estaría forzado a admitir que la guerra contra las drogas es un fracaso y que la solución está en otro lado. La despenalización o legalización de las drogas, podría ser.

El Cártel de Sinaloa es técnicamente el dueño de casi todo el mercado de la heroína de Estados Unidos. Así lo admite la DEA.

Con “la cafecita” se está embolsando anualmente cientos de millones de dólares, según los cálculos extraoficiales de expertos, no obstante que es impreciso definir el monto de las ganancias que arroja el mercado estadunidense al Cártel de Sinaloa.

La realidad es que con los dólares provenientes de la venta de heroína, el Cártel de Sinaloa gasta varias decenas de millones de dólares en la compra de armas en Estados Unidos.

Las armas estadunidenses contribuyen y fomentan la narcoviolencia mexicana a un grado de repugnancia e impotencia.

Ocurre algo similar entre la sociedad estadunidense por el consumo de la heroína y la ineptitud del gobierno federal de su país para evitarlo.

Estamos a varios meses de que la CDC revele la cifra de estadunidenses muertos por sobredosis de heroína en 2014.

Como va la tendencia, se pronostica que en 2014 el número de muertos será superior a los 10 mil, y que en 2015 aumentará más.

Otorgándole el beneficio de la duda a estas proyecciones, se podría afirmar que en Estados Unidos, en el periodo de 2013 a 2015, fallecieron más de 25 mil estadunidenses por una sobredosis de heroína. Esto, respecto a los más de 100 mil muertos en el sexenio de Felipe Calderón, que dejó la guerra militarizada contra el narcotráfico, representaría un 25 por ciento.

Ahora, si lo comparamos con el número de muertos que la narcoviolencia ha dejado a mitad del sexenio de Enrique Peña Nieto, concluiríamos que la heroína ha matado al mismo número de personas en Estados Unidos que las armas estadunidenses en manos de los cárteles y de grupos del crimen organizado en México.

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